La revolución industrial acabó con siglos de esplendor y riqueza en la Celtiberia. Liberalismo e industrialización beneficiaron a las ciudades a costa de nuestro ancestral, equilibrio rural sostenible. No hay que perder la esperanza: desde finales del siglo XX estamos inmersos en una revolución digital que no debemos dejar pasar como oportunidad en la España interior. Hay visionarios que así lo han percibido, hay valientes que incluso lo han puesto en marcha. Ellos son verdaderos acreedores de ese término de “emprendedor” que tan vaciado de sentido está de tanto manoseo demagógico e impostura semántica.
El grupo de comunicación del Alto Jalón nació para hacer posible esa revolución digital en un territorio que había perdido todos los trenes modernizadores. Irrumpió en Arcos de Jalón, una localidad que también perdió el desarrollo que le trajo precisamente el ferrocarril a mediados del siglo XX. Fran Álvarez, en compañía de María Reinoso, han conectado estas tierras de frontera que languidecían con el ocaso analógico… El Alto Jalón ha convertido en protagonistas a las comarcas de la raya altojalonera, ocupándose de ellas, haciéndolas protagonistas de sus noticias, dándole voz a sus gentes, convirtiéndolas incluso en periodistas ciudadanos... Es posible una comunicación con perspectiva rural por y para el medio rural, pensando en sus pueblos.
Ese es uno de los grandes méritos de este grupo de comunicación que ahora está radicado en Alhama de Aragón. Tanto monta Alhama como Arcos, porque, y ese es su otro gran mérito, las fronteras se están borrando en sus páginas, en sus ondas, buscando esa comarca natural rayana que ha forjado una identidad y convivencia pacífica comunes más allá de las guerras que decidieron los poderosos, más allá de límites provinciales o autonómicos… Todas son tierras fronterizas en esa interminable frontera que ha sido y es la Celtiberia.
El Alto Jalón, a través de su emisora de radio y de su diario digital, es un ejemplo de cómo empoderar a los resistentes rayanos a los que va dirigido y que, ya lo hemos dicho, se han convertido también en protagonistas. Los vecinos quieren saber de sus pueblos y pretenden intervenir en su destino más allá de las citas electorales. La tecnología digital, mucho más participativa y universal que la democracia liberal, lo hace posible, pero eso no se concretaría sin el conocimiento y la habilidad de aquellos que saben elaborar, tratar y difundir noticias y contenidos. El Alto Jalón es ya una realidad preñada de futuro, todo un ejemplo de movimiento comarcal que quizá con el tiempo se convierta en el medio de comunicación de la Celtiberia y que ya es un paradigma en esa España vaciada pero llena de talento, patrimonio e ilusiones.
¡Viva El Alto Jalón y sus gentes!
¡Viva la Celtiberia!
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