Abril es el cuarto mes de nuestro actual calendario, el gregoriano. Pero en sus orígenes era el segundo, ya que para los antiguos romanos el calendario se abría en la primavera, en el mes de marzo, cuando la naturaleza, después del invierno, despierta o revive.
A través de los siglos y por influencia del latín, el nombre de este mes, Aprilis, se asentó en la lengua de muchos pueblos, y casi con la misma escritura. En italiano es Aprile; en inglés, April; en francés, Avril, y en castellano y portugués, Abríl.
El refrán “ En abril, aguas mil “, evoca la principal característica climática de este mes lluvioso, propicio y beneficioso para los cultivos. Después de los meses de invierno, abril trae consigo la necesaria humedad que permite la germinación de semillas y el crecimiento de las plantas. Este mes se asocia, también, con la llegada de la primavera. Después de los meses fríos y oscuros del invierno, abril anuncia el despertar de la naturaleza. Los días se alargan, las flores comienzan a brotar y los árboles recuperan su verdor. Las lluvias de abril contribuyen a este renacimiento, nutriendo la tierra y creando un ambiente adecuado para el funcionamiento de la vida.
JALON
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