En la parte más alta del Alto Jalón, a dos pasos del nacimiento del río en Benamira, nos encontramos con uno de los tesoros patrimoniales más antiguos de la comarca. El dolmen del Portillo de las Cortes, situado en el término de Aguilar de Anguita, es obra de nuestros antepasados más remotos, aquéllos que vivieron en los duros tiempos del Neolítico. Se suele atribuir a este edificio funerario una antigüedad en torno a los 6.000 años y, la verdad, se conserva bastante bien si tenemos en cuenta su edad provecta.
La mera presencia de este dolmen, que forma parte de un conjunto de enterramientos más amplio, da fe de la importancia del valle del Jalón desde épocas muy antiguas. Y no me refiero a su valor estratégico como vía de comunicación, sino al hecho de que el río, con su vega tan fértil, era como un oasis encajado en las asperezas de los montes Ibéricos. Aún hoy da esta sensación, incluso más que entonces si consideramos la devastación a la que han sido sometidos los bosques locales.
El dolmen del Portillo es un testimonio de aquellos habitantes, de su cultura y de sus creencias. Olvidado durante milenios, fue excavado en 1912 por —cómo no— el marques de Cerralbo, quien pasó buena parte de los inicios del siglo XX escarbando por aquí y por allá. Un importante trabajo de descubrimiento, aunque no nos engañemos tampoco con el señor Enrique de Aguilera (que es como se llamaba de verdad este aristócrata madrileño). Dedicado a la arqueología por afición y con mejor voluntad que método, lo que más le interesaba era el coleccionismo de artefactos.
Y la verdad es que en el dolmen no perseveró con el pico y la pala porque no encontró gran cosa: pedruscos tallados, puntas de flecha, algún cuchillo de sílex, un pedazo de lo que podría ser un ídolo… Pero nada gordo. Ni la Dama del Jalón, ni tesoros, ni una sola pieza metálica o de cerámica, ese tipo de hallazgos que vuelven famoso un yacimiento y al arqueólogo que lo excavó. Por eso luego de los trabajos preliminares el dolmen pasó al olvido durante sesenta años a pesar de que en las cercanías del Portillo se descubrieron otros dos (en peor estado, eso sí). Un conjunto que atestigua el poblamiento temprano del Alto Jalón y el nivel cultural bastante desarrollado de aquella gente.
En España, hablando en general, la desidia ha sido la nota no ya dominante, sino la Tónica, con mayúscula, en lo que se refiere a la gestión de nuestra riqueza histórica. El dolmen y su entorno no fueron declarados Bien de Interés Cultural hasta nada menos que 1992. Después de esto se llevaron a cabo algunos trabajos de limpieza, acondicionamiento y señalización del paraje con el objeto de facilitar la visita. Fuera de esto, poco más. El yacimiento se encuentra hoy, como tantos otros (léase Arcóbriga, sin ir más lejos) en perfecto estado de abandono. Y los hierbajos que se desbrozaron en su momento han vuelto, y con ganas. Los hallazgos del marqués se encuentran hoy a cargo de diversas instituciones públicas, como el Museo Arqueológico Nacional. Esto es una buena noticia, pero no quiere decir necesariamente que se encuentren a la vista del público. Así pues, ya que he llegado a este punto, aprovecho para dejar caer la idea: ¿qué tal un Museo Arqueológico del Alto Jalón, custodio de materiales diversos encontrados en Torralba, en Arcos, en Medinaceli, en Monreal, en este Portillo de las Cortes…?
Mientras llega el día venturoso de disfrutar de ese museo, pasemos a otra cosa: ¿en qué consiste el dolmen, uno de los pocos, poquísimos, que se pueden encontrar en esta parte de España? Pues, como otros del mismo estilo, está formado por una cámara circular de unos tres metros de diámetro a la que se accede por un corredor de siete metros de largo por poco más de un metro de ancho, orientado hacia el sureste. La obra principal se realizó a base de bloques megalíticos flanqueados por túmulos de tierra (en gran parte desaparecidos). La cobertura se lograba, en el corredor, por medio de losas adinteladas; y en la cámara, por el procedimiento de falsa cúpula con aproximación de hiladas (tampoco se conserva).
El dolmen era un enterramiento colectivo y los ajuares hallados en su interior parecen hablar, desde luego, de una época anterior al trabajo de los metales. No obstante, falta mucha labor de investigación en el yacimiento y hay que tener siempre en cuenta la posibilidad de que el contenido más valioso de la tumba fuera saqueado hace cientos o incluso miles de años, dejando para Cerralbo, y para nosotros, sólo unas cuantas piedras rotas. Rotas, pero importantes.
Hoy en día el dolmen del Portillo constituye un buen sitio para dar el primer paso de una jornada cultural entretenida: el monumento se encuentra en un paraje lleno de atractivos como el Sabinar del Alto Jalón, el ya mentado nacimiento del río en Benamira, las salinas (que dicen que son romanas, vaya usted a saber) cerca de Aguilar, o el… Bueno, hay un montón de cosas más que no añado aquí por no ser prolijo y por… Vaya, porque no parezca que no es suficiente con visitar y conocer el dolmen.
(Nota final: las imágenes que acompañan a este artículo muestran el estado actual del dolmen y provienen del Portal de Cultura de Castilla-La Mancha. Más información sobre el dolmen, incluidos interesantes trabajos arqueológicos, en:
https://cultura.castillalamancha.es/patrimonio/catalogo-patrimonio-cultural/dolmen-del-portillo-de-las-cortes).
JALON
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