La Residencia de Mayores Sagrada Familia de Arcos de Jalón vivió este lunes una jornada marcada por la emergencia eléctrica y la ejemplar reacción de todo un pueblo. Javier Sanz, gerente de Servicios Asistenciales Peña Rubia —entidad gestora del centro—, ha relatado en Pasajeros al Tren de Alto Jalón Radio cómo la rápida coordinación entre Ayuntamiento, Guardia Civil, familias, trabajadores y voluntarios permitió mantener el bienestar de los residentes más vulnerables durante las horas críticas del apagón nacional.
Sanz ha trasladado su agradecimiento tanto al Ayuntamiento de Arcos como al puesto de la Guardia Civil de la localidad por su rápida actuación y apoyo logístico, que permitió garantizar el bienestar de los usuarios más vulnerables del centro. Según explicó el apagón sorprendió al centro en plena celebración de su particular feria de abril, y que la situación exigió reorganizar rápidamente la atención, incluidos servicios básicos como la cena. A pesar de las dificultades, subrayó la actitud cívica y solidaria de todos los implicados, algo que, en su opinión, refleja que "algo bueno nos dejó la pandemia", en referencia a la rápida capacidad de reacción de la sociedad ante emergencias.
El gerente explicó que la mayor preocupación estaba en los usuarios con necesidad de asistencia respiraturia. Aunque cada equipo de oxigenoterapia dispone de una bala de oxígeno de respaldo, la respuesta ágil con generadores evitó que tuvieran que depender de ellas más allá de las primeras horas. Gracias a la colaboración institucional se pudo disponer de un grupo electrógeno facilitado por el consistorio para abastecer las zonas críticas de la residencia, especialmente los sistemas de oxigenoterapia. A pesar de que la antigüedad de las infraestructuras impidió electrificar todo el edificio, el equipo técnico logró priorizar las necesidades vitales trasladando a los usuarios a las áreas habilitadas.
Las horas pasaban y el suministro eléctrico no regresaba, por lo que fue vital también, como detalló ayer Sanz, que, en previsión de cualquier necesidad, el número de personas de guardia se multiplicó, pasando de las dos habituales a siete durante la noche del apagón, lo que permitió una vigilancia constante en un momento en que las alarmas electrónicas no funcionaban. Voluntarios, familias y trabajadores fuera de turno que acudieron "a la llamada de emergencia", colaboraron en la reorganización del centro, adaptando la atención y los servicios a las nuevas circunstancias. "Tenemos un grandísimo equipo de profesionales muy implicados", señaló.
La entrevista sirvió también para reflexionar sobre cómo el apagón permitió recuperar formas de convivencia olvidadas, como la conversación directa, sin teléfonos ni pantallas de por medio. En este sentido, Sanz compartió su experiencia personal, cenando a la luz de las velas junto a su familia y valorando la importancia de estos momentos de reconexión humana.
Respecto al impacto en la memoria de los mayores, explicó que, si bien algunos residentes rurales habían vivido tiempos sin electricidad en su juventud, el apagón masivo vivido el lunes no tenía precedentes en la memoria reciente de los usuarios ni del propio personal. "Yo tengo 55 años y no recuerdo nada así, los residentes me decían que tampoco", relató.
Finalmente, Javier Sanz quiso reiterar su agradecimiento a todos los que colaboraron en esas horas complicadas, subrayando que, si hechos como este han de suceder, "ojalá siempre sea con esta respuesta humana y solidaria". Escucha aquí la entrevista completa.
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