EL DESPOBLADO DE PARDOS VUELVE A LA VIDA POR UN DÍA CON MÚSICA, MEMORIA Y EMOCIÓN

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Este pasado domingo, el despoblado de Pardos, en el municipio de Abanto, volvió a llenarse de vida. Risas, palabras y melodías resonaron entre sus ruinas, gracias al encuentro organizado por Abelardo Lavilla, el grupo Bucardo Folk y la Asociación Cultural Bente d’Abiento. Medio centenar de personas acudió a la cita, en una jornada en la que también participaron los músicos Chabier Crespo —descendiente del propio Pardos— y Elena Martínez.


El acto, con el apoyo del Ayuntamiento de Abanto, forma parte de un proyecto que busca, a través de la música tradicional aragonesa, poner en valor la memoria de los pueblos deshabitados.

Pardos ha sido el primer escenario de esta iniciativa que ya planea extenderse a otros puntos de Huesca y Teruel.


La jornada comenzó en la ermita de San Antón, uno de los pocos vestigios que aún resisten al paso del tiempo. Desde allí, el grupo caminó hasta la Carrasca de los Doce Apóstoles, un lugar simbólico cargado de historia, para después regresar a la ermita, donde se compartió un aperitivo preparado por el ayuntamiento.


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Fotografías de Vicente Hernando Ballano


Pardos, que en 1939 albergaba a unas 37 familias —alrededor de 180 personas—, quedó completamente deshabitado en 1970. La emigración, la falta de oportunidades y la llegada tardía de infraestructuras un camino desde Acered en 1976, cuando ya no quedaba nadie, sellaron su destino. 


Durante un breve periodo en los años 90, el pueblo acogió a un huésped inesperado: Hugo de Habsburgo, archiduque de Austria, se instaló en una vivienda cedida por un vecino de Abanto, aunque su estancia fue breve. Hoy, la iglesia de la Asunción amenaza ruina, y visitar su interior resulta peligroso.


Aun así, la memoria dePardos sigue viva en quienes lo recuerdan. La posada, el café junto a las escuelas, las escaleras por las que bajaban las mozas a por agua bajo la mirada pícara de los mozos, el frontón y la plaza donde se encendían hogueras y se bailaba, forman parte del recuerdo colectivo de un pueblo que, aunque silencioso, no está del todo olvidado.


Con este tipo de encuentros, la música se convierte en un hilo que une pasado y presente, reviviendo lugares que el tiempo no ha borrado del todo. Pardos habló de nuevo este domingo, y muchos volvieron a escucharlo.


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