ALERTA POR POLVO SAHARIANO: SANIDAD RECOMIENDA LIMITAR ACTIVIDADES AL AIRE LIBRE

La Junta de Castilla y León ha emitido una recomendación de precaución ante la previsión de un episodio de altas concentraciones de partículas en suspensión procedentes del norte de África que afectará a todo el territorio autonómico a partir de hoy miércoles 6 de agosto y durante los días siguientes. La alerta se activa de forma preventiva ante los modelos de predicción de calidad del aire, que anuncian una intrusión de polvo sahariano con niveles superiores a 50 microgramos por metro cúbico como media móvil de 24 horas, lo que se traduce en una calidad del aire muy desfavorable.

Aunque se trata de un fenómeno natural, la administración regional insiste en la importancia de adoptar medidas para minimizar los riesgos para la salud, especialmente entre la población más vulnerable. Las personas con enfermedades cardiorrespiratorias, asmáticas o con alergias graves deberán reducir los esfuerzos físicos prolongados al aire libre, vigilar la aparición de síntomas como tos, fatiga o palpitaciones, y seguir de forma rigurosa sus planes de medicación.

Para la población general, si los niveles de partículas se mantienen en valores moderados, no es necesario limitar la actividad, aunque se recomienda estar atentos a posibles molestias respiratorias y consultar los datos de calidad del aire disponibles en los portales web oficiales.

Entre las medidas preventivas se encuentra también la recomendación de evitar la quema de restos vegetales al aire libre y de abstenerse de realizar actividades que puedan incrementar la emisión de partículas, con el objetivo de no agravar los efectos de este episodio ambiental.

Las autoridades sanitarias recuerdan que la magnitud del fenómeno podrá variar a lo largo del día y de los días siguientes, por lo que se insta a la ciudadanía a informarse sobre la evolución de los niveles de partículas PM10 en sus respectivas zonas. 

Este tipo de intrusiones de polvo africano son habituales en la península durante el verano, y aunque no pueden evitarse, sí pueden paliarse sus efectos mediante hábitos preventivos que reduzcan la exposición directa a las partículas en suspensión.