EL RESPETO DE LA NATURALEZA A TRAVÉS DE SU CONOCIMIENTO GRACIAS A ESPÍRITU ANIMAL RURAL

La vida de María Reinosos en Alhama de Aragón pasa entre su trabajo como fotógrafa en el Monasterio de Piedra y su labor de divulgación del respeto hacia los animales a través de la Asociación Espíritu Animal Rural, con la que organiza talleres, visitas y rutas para conocer el entorno y la biodiversidad de la comarca. "No somos una protectora de animales, pero la gente cuando encuentra algún animal perdido o herido me lo trae", explica María, que atiende las llamadas de socorro y realiza esta labor de forma voluntaria porque "yo por los animales pierdo el tiempo que haga falta".

Tras realizar sus estudios de Grado Superior de Gestión y Organización de los Recursos Naturales y Paisajísticos, encaminada a opositar para agente forestal, decidió intentar la aventura de dedicarse a lo que más le gusta, el trato directo con las rapaces. "Para tener un ave como estas hay que ser consciente de que son animales fuertes y hay que tener mucho cuidado", nos dice mientras nos enseña a Orión, un macho de águila Harris que lleva con María desde el inicio de su aventura y con el que entrena "prácticamente cada día" para conseguir unos vuelos espectaculares alrededor del recinto donde Espíritu Animal Rural tiene a las aves y unas aulas donde realizan los talleres con niños. "Las aves se han convertido en mis compañeras de vida, un búho puede vivir hasta 50 años", explica María.

"A las rapaces no les gusta que las toquen", nos cuenta María mientras nos muestra otra de sus aves, una hembra de Búho de Bengala, llamada Aigon, que ha criado desde que nació. Con el búho, María nos enseña las principales características de este animal, algo que hace con todos los visitantes. "A los búhos no les molesta la luz del sol, ven mejor de día, pero es por la noche cuando tienen ventaja para cazar y por eso son más nocturnos", señala María saliendo a paso de voces que critican esta actividad diurna con animales como el búho o la lechuza. La amante de los animales también nos indica que "es el oído sobre todo lo que utilizan estas aves, por eso tienen la cara en forma de pantalla", a la vez que se queja de algunas críticas que emiten ciertas asociaciones animalistas hacia su actividad. "Yo me considero animalista también", dice María, que respeta y quiere a los animales y dice que "hay que ver más a Félix Rodríguez de la Fuente y menos a Frank de la Jungla" para explicar que "es importante que haya ciertas especies en cautividad y que la gente las vea de cerca para aprender a conoerlas y respetarlas".

Hacia el final de nuestra visita, María nos enseña a Aria, su pequeña lechuza común, "la reina de la casa", como María la llama, que no parece tener muchas ganas de volar hoy y nos explica que "si un día viene un grupo y el ave no está receptiva no pasa nada, no voy a someter al animal". Como nos cuenta, que el animal realice vuelos espectaculares de exhibición, "depende un poco del peso en el que estén, de si ven algo que no les gusta... aquí mostramos lo que es una rapaz e inculcamos el cuidado, no hacemos exhibiciones comerciales". Con la lechuza, y ya en el aula taller del que dispone la Asociación Espíritu Animal Rural, aprendemos lo que son las egagrópilas, bolas formadas por restos de alimentos no digeridos que regurgitan estas aves carnívoras.

La visita a María Reinosos y su Asociación Espíritu Animal Rural en Alhama de Aragón termina después comernos la ensalada favorita de María en Cervecería Karlos y con la llegada del grupo de niños que realizan esta tarde un taller con María. Con ellos está elaborando unos carteles para concienciar del cuidado en la naturaleza y que colocarán en diferentes puntos del entorno de Alhama de Aragón. "Con los niños me encanta ir al campo, enseñarles la biodiversidad, recoger huellas de los diferentes animales para conocerlos... es importante que conozcamos desde niños nuestro entorno para que lo respetemos de mayores", nos dice María mientras nos despedimos, no sin antes citarnos para una próxima visita en la que saldremos a pasear por el campo con las rapaces y su caballo.