El 21 de diciembre es el día más corto del año y la noche más larga en el hemisferio norte debido a que el eje terrestre está más inclinado hacia el Sol en lo que llamamos solsticio de invierno. En la antigua Grecia llamaban “puertas” a los solsticios en relación a la entrada de los dioses y en la Península Ibérica los pueblos celtas observaban los movimientos astronómicos de los solsticios en santuarios y los celebraban. Embid de Ariza es el protagonista del Alto Jalón en esta jornada singularmente astronómica. La Asociación Histórico Cultural de Embid de Ariza ha descubierto un indicador para el Solsticio de Invierno, nada más lejos que en la propia Ermita de Santa Quiteria.
En Embid ya era conocido su solsticio de verano, que tiene lugar para San Juan, en junio, momento en que el Sol se asoma por la “Peña del Ujero”, un orificio en plena roca de la montaña que se puede observar desde el Barranco del pueblo a tempranas horas de la mañana. Los celtíberos entendían los solsticios como el nacimiento y la muerte, y para ellos el de verano simbolizaba el nacimiento el día en que el Sol más alto se alzaba y el de invierno para simbolizar la muerte. Además servía de calendario natural, para la agricultura, la ganadería y para trasladar los asentamientos. Existen indicios de asentamientos celtibéricos en las inmediaciones de Embid de Ariza, Dules I y Dules II, lo que hizo pensar en la posibilidad de que la antigua Ermita de Santa Quiteria, construida en el año 1590 y lamentablemente derribada en el año 2018, hubiera sido objeto de sacralización de un culto pagano, como ocurre en otros yacimientos similares y bajo la misma santa.
La orientación de la ermita de 1590 encaja con una precisión milimétrica con el ángulo que forma la salida del Sol en el solsticio de invierno con el ocaso en el mismo día. Y lo que verdaderamente llama la atención, es la salida del Sol en el Monte de Dules, sobre la fuente que le da su nombre, donde al amanecer aparece por la hendidura natural que se ha formado en dicho monte debido a la erosión del terreno y enfocando hacia la ermita los primeros rayos de sol.
Estamos entonces ante una clara evidencia astronómica y astrológica que arroja más indicios sobre la existencia de un templo anterior bajo las ruinas de esta ermita, de origen Celtíbero o incluso más antiguo, sin dejar de lado la existencia a pocos metros del abrigo Artal-Domingo, entre 8.000 y 6.000 a.C.
Todavía están a tiempo los amantes de las curiosidades, los coleccionistas de eventos y los observadores del cielo, si las caprichosas nubes deciden descansar, de viajar a este pueblo y celebrar el solsticio de invierno.
JALON
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