AVISTAMIENTO DE RAPACES EN LA VERTIENTE SORIANA DEL ALTO JALÓN

El invierno toca poco a poco a su fin y el Alto Jalón va a comenzar a ponerse precioso con la primavera. La vegetación recuperará su esplendor, tiñendo de verde las tierras arcillosas y calizas de la comarca, creando con sus rojizos un contraste que maravilla la mirada de todo visitante que se acerca a nuestra zona. Además, la fauna también aflora con la llegada del buen tiempo y cualquier salida al campo se convierte en asombrosa por la cantidad de corzos, cabras montesas, reptiles y aves que podemos avistar en el Alto Jalón. 

El patrimonio eco cultural de nuestra comarca es muy grande, desconocido y está todavía por explotar. Nosotros nos ponemos las botas en esta sección para intentar descubrirlo y difundirlo, animando a quien lo vea como nosotros, a hacer de él un combustible que alimente el empleo y la economía en el Alto Jalón. Así, esta semana vamos a hacer una excursión que bien puede venderse en cualquier agencia de viajes y que los turistas estarían dispuestos a pagar un buen peaje para vivir esta emoción. Hoy #MePongoLasBotas para avistar rapaces en la vertiente soriana del Alto Jalón.

Las escarpadas laderas de los "acantilados" que se forman en los numerosos barrancos que desembocan en el Jalón, así como las propias paredes del Cañón del Jalón, entre Lodares y Somaén, son un lugar perfecto para que aniden y se refugien numerosas rapaces. Desde la numerosísima colonia de Buitres Leonados, la zona es propicia, más conforme llegue el verano, para encontrarnos con Halcón Peregrino, Cernícalo, Alimoches, Águila Calzada o incluso Búho Real. Con la mirada adecuada, acompañados de un guía experto y del equipo correcto, el Alto Jalón ofrece la posibilidad de presencial espectáculos tan inéditos como la cría de algunas de ellas o ver cómo decenas de Buitres se pelean ante nuestros ojos por el alimento.

Nuestra excursión comienza en el Castillo de Somaén, y desde allí, nos dirigimos hacia el pueblo abandonado de Avenales. El barranco de Avenales y su ruta hasta el pueblo, es un paseo perfecto en cualquier época del año. La predominancia de encinas, verdes durante los doce meses, hace que la gama cromática sea llamativa. 

A pesar de estar todavía en invierno, con mucho menos movimiento, podemos localizar varias especies de rapaces y también otro tipo de aves como Mirlos, Pito Real, Lavanderas, Carboneros o Petirrojos. En nuestra ruta de 8 kilómetros de ida y vuelta, vemos con el telescopio a una pareja de Buitres Leonados que acaban de comer, "nos lo dice el color negruzco de sus cabezas", nos explica nuestra guía experta, que nos acompaña esperanzada en que "cuando llegue la primavera, habrá de todo por aquí". 

Foto: María Reinoso

Ya solo el paseo hasta Avenales, aunque no viésemos animales, sería digno de recorrer por sus muros llenos de musgo y liquen, y por el silencio que nos acompaña en un sendero que, flanqueado por la vegetación y poco frecuentado, se mezcla con la naturaleza que lo está colonizando y que termina en un pueblo abandonado, testigo del paso del tiempo y reflejo de la vida en otros años. ¿Cuántas historias guardará en la memoria este pueblo derrumbado? Pero es que además de eso, nos cruzamos con corzos, vemos huellas de tejones, excrementos de zorros, pelos de jabalíes... rastros todos de animales a los que nosotros estamos acostumbrados, pero que otros, que pueden visitarnos, valorarían mucho si se los enseñamos. 

Foto: María Reinoso

Tras la ruta de Avenales, donde los prismáticos, el telescopio y el dedo de una persona conocedora de las rapaces y de nuestra fauna apuntando nuestra mirada, hacen que disfrutemos como niños de unas dos horas de recorrido que nos han abierto el apetito. Pero en lugar de comer nosotros, que ya lo haremos luego, nos vamos a ver uno de los mayores espectáculos de la fauna de nuestros pueblos. ¿Habéis visto alguna vez comer a los Buitres? Os lo recomiendo.

Foto: María Reinoso

Terminamos la excursión de avistamiento de rapaces por la vertiente soriana del Alto Jalón con el plato fuerte. Tener tan cerca a estos enormes animales, viendo su lado más salvaje mientras devoran carne muerta a picotazos voraces... Observar a poco más de veinte metros, a varias decenas de ellos descendiendo para pelearse por la tajada más grande, sobrecoge al más insensible, envolviéndole en una atmósfera de graznidos, chasquidos de huesos y aleteares intensos de estos magestuosos carroñeros.

Foto: María Reinoso

Nuestra jornada de rapaces termina por todo lo alto. Acabamos nuestra excursión, como no, poniéndonos las botas, pero sentados... El restaurante de la Posada de Santa Quiteria de Somaén nos parece hoy el lugar perfecto para agradar a nuestro paladar en la misma medida que han disfrutado el resto de nuestros sentidos en la excursión. Pronto, muy pronto, veremos grupos de aventureros turistas haciendo lo mismo que acabamos de contar. El turismo despierta con el fin de la pandemia y con ello, tenemos una oportunidad. ¿Vendrán en mayor número si les ofrecemos hacer algo como esto? Estoy seguro de que no solo los turistas lo comprarían, sino que muchos de nosotros, habitantes de la comarca, nos apuntaríamos también para hacerlo. Aquí, nos ponemos las botas para apostar por ello. 

Feliz semana, altojaloneras y altojaloneros.