La expedición humanitaria Espíritu Alto Jalón por Ucrania, formada por la asociación Espíritu Animal Rural de Alhama de Aragón y el periódico El Alto Jalón, viaja ya camino de Francia, donde pasarán su segunda noche en el trayecto de vuelta de su misión en la frontera entre Polonia y Ucrania. Acompañados en su viaje por un grupo de voluntarios murcianos con los que han hecho convoy, María Reinoso y Fran Álvarez esperan llegar el sábado al Alto Jalón, donde ya se prepara la acogida para las tres familias ucranianas que viajan con ellos.
Con la sensación de haber cumplido el objetivo marcado, pero con "cierto sabor amargo por abandonar aquella situación tan crítica en la que hace falta tanta ayuda", según indica Álvarez, las tres furgonetas que componen la expedición harán tres noches en el camino. La primera de ellas fue ayer, en la ciudad alemana de Dresden, donde "por fin hemos comenzado a tener buenas sensaciones viendo a las familias más animadas", comenta Reinoso contenta de "haber conocido a Marisa, Pepe, Pedro, Juanjo y Vladimir, que han posibilitado que podamos proporcionar una oportunidad de empezar de cero en el Alto Jalón a las tres familias".
Durante el día de hoy, el grupo de hermanación con Ucrania entre el Alto Jalón y las localidades murcianas de Cartagena, San Pedro del Pinatar y San Javier, compuesto por veinte personas, quince adultos y cinco niños, viaja por tierras alemanas, donde dejarán a una ciudadana ucraniana a la que acercan a su nuevo hogar en Alemania. Una vez realizado el transporte, se encaminan a Francia, donde harán de nuevo noche para llegar, en su penúltima etapa, a Barcelona. Allí, proporcionarán una tarde-noche de turismo a las familias ucranianas por la Ciudad Condal y se prepararán para su llegada a Alhama de Aragón y Contamina.
La aventura de Espíritu Alto Jalón por Ucrania va llegando a su fin y en el Alto Jalón ya se preparan para recibir a una familia compuesta por una madre y sus tres hijos de cuatro, cinco y nueve años, otra por un matrimonio con su hija de tres años y la abuela, además una pareja recién jubilada en la que el marido, Pavel, habla un perfecto castellano con el que ayudará al resto a integrarse en la comunidad del Alto Jalón.
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