¿TE AGUANTAN PORQUE TE QUIEREN?

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Los seres humanos necesitamos, para ser felices, que nos acepten y nos quieran, especialmente las personas que son importantes para nosotros (familia, pareja, amigos, compañeros, etc.). Pero en muchas ocasiones damos por hecho que esas personas están en nuestras vidas porque nos quieren, cuando en realidad es posible que también nos estén aguantando, condicionados por otros motivos…


Por ejemplo, en el caso de la familia, ni los padres eligen a los hijos, ni los hijos a los padres y claro que se quieren, pero seguramente también se aguantan para proteger sea relación.

Es decir, que en toda relación siempre habrá momentos de amor y también de “aguante”. Y lógicamente el objetivo que todos deberíamos perseguir es que nos quieran y que nos aguanten lo menos posible. Pero, ¿sabrías evaluar si en tus relaciones tiene más peso el amor o el “aguante”? ¿Te esfuerzas en hacerte querer o das por hecho que te tienen que aguantar “porque tú lo vales”?

Puede servirte de ayuda para clarificar tus respuestas, reflexionar sobre algunos puntos:


¿Cómo saber si te aguantan más que te quieren?


¿Cuántas veces te enfadas al día por pequeñas cosas? ¿Más de dos veces? ¿Le pones “pegas” a todo?


¿Cuánto te duran estos enfados? Si te duran más de 15 minutos ¡Estás agotando a los demás!


¿Dices cosas de las que habitualmente te arrepientes? Mide tus palabras. Las relaciones son como una hoja de papel. Puedes arrugarla cada vez que dices cosas desproporcionadas y estirarla cuando pides disculpas. Pero a la larga, la hoja acabará rompiéndose…


Después de estos enfados, ¿intentas justificarte ante ti mismo y ante los demás? No mires para otro lado, ni te autoengañes. Es importante tomar conciencia de que son síntomas de que algo va mal en tu interior ¡Y los demás no tienen la culpa! Es tu responsabilidad.


Si identificas comportamientos de este tipo, ten cuidado porque está apareciendo la frustración en tu vida y ¡es importante que la gestiones! ¿O quieres acabar siendo una persona tóxica, insufrible, de la que todos se alejen en cuanto puedan?


Todo esto es un aviso de que es necesario revisar las expectativas que tienes en los diferentes aspectos de tu vida. Para gestionar bien la frustración:


1. Analiza si esas expectativas son realistas

2. ¿Estás realizando el esfuerzo necesario para conseguirlas?

3. ¿La manera de realizar este esfuerzo o las estrategias que utilizas son las adecuadas?

4. Cambia todo aquello que debas cambiar o toma las decisiones que sean necesarias


Tomar conciencia de qué tipo de persona estamos siendo para los demás es imprescindible para cuidar nuestras relaciones.


Da a cada relación el valor que le corresponda y cuídala en consecuencia, porque a la larga todo aquello que no valoras y descuidas, lo acabarás perdiendo.




Montse Martínez. Formadora y Máster en Psicoterapia e Inteligencia Emocional.

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