El primer paseo que di la semana pasada por la ribera del Jalón fue realmente fructífero, me encontré con varios rastros que eran muy característicos y no fue nada difícil intuir quien andaba por ese tramo del río.
Supongo que a vosotros y vosotras tampoco os costó averiguarlo....
¡Efectivamente! Nuestros amigos los castores han sido los culpables de esos árboles caídos y esas "cuevecitas" en la orilla. Sé que es un poco complicado de recordar, pero todas las especies tanto de fauna como de flora tienen su nombre científico y está bien que los conozcamos o al menos que nos suenen un poquito, el del castor en concreto es bastante facilón, Castor fiver, ¿qué te parece, crees que seras capaz de recordarlo?
¿Te gustaría ver un autentico castor altojalonero? Echa un vistazo a este video que tomaron las cámaras de Espíritu Animal Rural después de un intenso día de rastreo. Podrás ver con detalle las membranas de sus patas que hacen que sean tan buenos nadadores y esa larga y ancha cola que les sirve de timón y que tanto les caracteriza.
¿Qué te ha parecido? ¿Habías visto alguna vez un castor? Es bastante complicado poderlos ver en la naturaleza puesto que son de costumbres más bien nocturna. Si te vas de paseo por el río, ¡ya sabes, anda con los ojos bien abiertos! que tal vez en tu pueblo también los haya...
Después de descubrir esta primera especie a las orillas del rio Jalón, pensé en que todos mis paseos iban a ser siempre por el rio y es que donde hay agua, es muy fácil poder observar rastros de diferentes animales, sobre todo cuando hay sequía y no tienen donde beber en el monte, siempre acudirán al río más cercano.
Luego lo pensé con más calma...y después de la nevada que nos cayó este viernes, está el monte repleto de charcos donde acudir a beber, así que pensé en irme hacia otra zona y disfrutar de otro paraje diferente.
Salí el sábado después de la nevada. ¡Qué paisaje más bonito había! y lo bien que le va a venir a la tierra para que salgan buenos pastos y buenas cosechas esta primavera.
No se si lo sabéis, pero los días de nieve son estupendos para salir a rastrear, sobre todo si la capa que hay en el suelo no es demasiado gruesa. En este caso había bastante espesor de nieve en la zona a la que fui, yo diría que unos 10 cm, y aunque conseguí ver varios caminitos de huellas, me fue bastante complicado identificarlas, puesto que a lo que llegaban al suelo, se perdía la forma de la pisada...
Los días de después de la nieve o la lluvia también son buenos para salir, el barro es un magnífico lienzo que delata a todo el pasa sobre él...
Bueno, el caso es que el sábado cogí mi mochila con mis imprescindibles ya sabéis.... bolsa de plástico para recoger los "rastros humanos", prismáticos, guías y regla, me abrigué bien cogí a mis dos compis, Tina y Pipo y nos encaminamos hacia el monte.
Nos fuimos a pasear a una zona de monte bajo, en este caso de encinas o chaparras como las conocemos aquí, alguna sabina y muchas aromáticas.
Mientras íbamos andando disfrutando de la maravillosa estampa que nos había dejado la nieve, de ese olor característico a monte, que cuando se moja todavía es mas fuerte y se queda pegado a la ropa, un sonido muy estridente rompió el silencio que nos acompañaba.
El sonido... que os diría yo, era una mezcla entre una risilla y el relinchar de un caballo, llamadme loca, pero de verdad que sonaba así, el caso es que me resultaba familiar.
Después de sacarme las orejas del gorro, me quedé quieta, a ver si conseguía averiguar de donde venia el sonido, Pipo y Tina se quedaron también quietos con el hocico al aire intentando olfatear... En esas, volvió a sonar el mismo sonido, y vimos algo pasar volando a toda pastilla, no me dio tiempo ni a ver sus colores para poder hacerme una idea de que podría ser y mirarlo en la guía.
Pipo, Tina y yo lo seguimos con la mirada y vimos exactamente en la chaparra que se posaba, muy despacito saqué los prismáticos, pero con tantas hojas y ramas no conseguí ver nada... Porque las carrascas son de hoja perenne, es decir, tiene hojas durante todo el año. Como no vimos nada decidimos seguir con nuestro paseo.
Según seguíamos avanzando entre romeros cubiertos de nieve, otro ruido volvió a romper el silencio de la tarde, se escuchaba en la misma dirección hacia donde habíamos visto pasar aquel "misil" volando. Misma operación. Nos quedamos los tres en modo estatua a ver si veíamos algo, pero nada... ni con los prismáticos.
En esta ocasión, el sonido era como una especie de martilleo, golpes muy rápidos y en varías secuencias. Como si alguien estuviese dando golpes con un palo a un tronco o una rama, mezclado de nuevo con esa especie de risilla. No se que opináis vosotros.
¿Lo habíais escuchado alguna vez? Seguro que si...
Nuestra curiosidad nos invitó a ir acercándonos poco a poco hacia la dirección de donde provenía el sonido. ¡Quién dijo miedo!
El sonido se escuchaba cada vez más cerca, nosotros íbamos muy despacito, pero de repente se paró. Nosotros nos quedamos quietos también y de pronto, vimos de nuevo a ese "misil" salir volando de una chaparra para irse a otra unos metros más para allá.
Nos acercamos al árbol de donde había salido y nos encontramos con esta estampa...
¿Qué os parece? ¿Habíais visto algo así alguna vez? ¡Bellotas incrustadas en la corteza del árbol!
Tenemos claro que es un ave, porque lo hemos visto varias veces salir volando, al parecer las bellotas entran en su dieta y parece ser muy feliz porque no para de reírse...
¿Sabes de que especie se trata?
La semana que viene te lo cuento a ver si has acertado o no.
JALON
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