'EL QUEMAMOTOS' DE ALHAMA DE ARAGÓN VUELVE A LA CÁRCEL TRAS AGREDIR A DOS POLICÍAS EN ZARAGOZA

Pedro Antonio Alonso, conocido como "El Quemamotos" y vecino de Alhama de Aragón, ha vuelto a prisión tras una violenta agresión a dos agentes de la Policía Nacional en Zaragoza, tal y como informa en su edición digital de hoy El Periódico de Aragón. Alonso, quien cumple una condena de 21 años por el asesinato de un agricultor jubilado en 2003, estaba en régimen de tercer grado. Sin embargo, tras el incidente, ha sido internado nuevamente en el centro penitenciario de Zuera, donde aguarda un nuevo juicio por los cargos de atentado contra la autoridad y lesiones leves, delitos que podrían sumarle dos años de cárcel y una multa de 720 euros.

El altercado ocurrió el pasado 31 de julio, cuando la Policía fue alertada por los padres de la novia de Alonso, quien estaba atravesando un episodio autolítico en su domicilio de la calle Casta Álvarez. Tal y como relata El Periódico de Aragón, al intentar trasladarla al hospital Miguel Servet, la joven se mostró agresiva y los agentes tuvieron que intervenir para inmovilizarla. Fue entonces cuando Alonso irrumpió en la escena, insultando y amenazando a los policías con expresiones como “hijos de puta, os vais a enterar” e intentando impedir la intervención policial. Armado con un trozo de rodapié, Alonso golpeó a los agentes, llegando a intentar arrebatarles el arma reglamentaria mientras los insultaba. Finalmente, la seguridad del arma impidió que se hiciera con ella, y fue detenido y llevado a la comisaría de Actur-Rey Fernando, donde el juez de guardia ordenó su ingreso inmediato en prisión.

Alonso, de unos 57 años, ya cuenta con un extenso historial delictivo en Alhama de Aragón. Su apodo de “El Quemamotos” surgió de sus antecedentes, que incluyen robos de vehículos y agresiones. Su crimen más conocido fue el asesinato de Pascual Gil, un agricultor jubilado de 66 años, al que mató en su propio hogar el 18 de julio de 2003. Poco antes del asesinato, había sufrido un accidente con un coche en el que había perdido la vida una joven de nacionalidad extranjera que le acompañaba en el turismo. En aquel entonces, Alonso irrumpió en la vivienda de Gil y le golpeó violentamente hasta la muerte. Aunque nunca explicó el motivo del asesinato, confesó el crimen durante el juicio, donde un jurado popular le declaró culpable. En el registro de su vivienda, las autoridades encontraron objetos robados de la casa de la víctima, lo que ayudó a consolidar las pruebas en su contra.