YA NO ME CALLO: EL ANIMALISMO ES UN MOVIMIENTO PLENAMENTE URBANITA

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Toro jubilo


Ya no me callo. Me gusten o no los toros, que eso es cosa mía, es vergonzoso el ataque perpetrado en Medinaceli por una asociación que se dice ecologista y un juez omnisciente, que puede juzgar lo que es o no tradicional e histórico, a una tradición milenaria que representa la identidad profunda de una zona maltratada y humillada.


Porque del mismo lugar que viene el maltrato y la humillación, viene el ataque al Toro Jubillo. El animalismo—no el ecologismo, por favor no confundir—es un movimiento plenamente urbanita que no entiende del mundo rural más allá de fotos bonitas. Y hay que denunciar ese esconderse detrás del ecologismo y la izquierda, no tienen nada que ver, si bien los votos urbanos que mueve el animalismo siempre son una golosina para los dirigentes de estos movimientos que sacrifican así los votos rurales en un desprecio a la cantidad y a la concentración de estos.


Se trata de un movimiento, casi una religión, lógica en gente cuya única percepción de los animales han sido sus mascotas y no han bregado con ganados, yuntas o alimañas—perdón por el insulto a animalitos que no hacen sino seguir su propio instinto. A casi nadie le gusta el ensañamiento con un animal y en el mundo rural menos; ellos han sido nuestros acompañantes desde el Neolítico, pero hay que ser conscientes de que toda nuestra civilización, incluso nuestra evolución, se ha basado en el control sobre ellos: los hemos utilizado para comer, para vestirnos, como base de trabajo, para el cuidado…


Incluso los hemos hecho dioses, y ahí comienza la juerga. Estos neoteodosianos (Teodosio fue el emperador que abolió el paganismo y, por tanto, la thisia, el sacrificio ritual) nunca entenderán ese espíritu totémico que reside en el toro y su fiesta; son adanistas puros para los que el mundo EMPIEZA y acaba en el supermercado de la esquina, donde nunca se ve barro ni sangre.


En fin, no es la primera vez que se intenta reprimir estas celebraciones; siempre sobrevivieron por encima de los censores. Pero, un aviso a navegantes sorianos: el próximo objetivo pueden ser los Sanjuanes.

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