YA ES NAVIDAD EN MONREAL DE ARIZA: EL BELÉN NOVENTERO YA LUCE EN LA IGLESIA

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Guardado en cajas durante años, el belén de Monreal de Ariza vuelve a iluminar las navidades del municipio. Este emblemático conjunto, testigo de la creatividad y el esfuerzo colectivo de las mujeres de Monreal en la década de 1990, ha sido recuperado gracias a la iniciativa de varias vecinas, lideradas por Beatriz Betrián, de la Asociación Monrepekes. Con el apoyo de dos de las mujeres que participaron en su creación original, este proyecto ha devuelto a la comunidad una pieza significativa de su historia local y el Belén ya luce en la iglesia de la localidad.


La historia del belén se remonta a los años noventa, cuando la profesora Carmen Ballano organizó talleres de manualidades para las madres de sus alumnos. En aquel entonces, las largas tardes de invierno en Monreal encontraban calor y compañía en estas sesiones, donde nacieron las primeras figuras del belén. Cada pieza era creada a mano, con dedicación y mimo, y poco a poco el conjunto fue creciendo hasta incluir representaciones de elementos emblemáticos del municipio, como el castillo de Monreal.

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El esfuerzo no pasó desapercibido. En 1995, la Diputación Provincial de Zaragoza reconoció el valor artístico y comunitario del belén, seleccionándolo para ser expuesto en el Palacio de Sástago, un hito que marcó un antes y un después en la historia de esta obra.

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Sin embargo, con el tiempo, el belén quedó relegado a las sombras, almacenado en cajas en la iglesia del pueblo. Este año, gracias al entusiasmo de las vecinas y a la colaboración de quienes participaron en su creación original, el belén ha recuperado su lugar en el corazón de Monreal. Además, incorpora elementos modernos como nuevas luces y detalles que, sin alterar su esencia artesanal, le aportan un toque actual.


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La colocación del belén no solo revive una tradición, sino que también pone en valor el espíritu comunitario que lo vio nacer. Es un recordatorio de cómo el arte y la cooperación pueden transformar lo cotidiano en algo extraordinario, devolviendo a las calles de Monreal de Ariza un símbolo de identidad y unión para estas fiestas.

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