El 22 de diciembre de 1999, a tan solo tres días de la Navidad, mientras el calvo de la Lotería reinaba en las pantallas de todo el país y los niños de San Ildefonso cantaban el 65739 para dejar 300 millones de pesetas en Elche, España vivía también momentos de tensión e incertidumbre. La Guardia Civil localizaba una furgoneta cargada con explosivos en Alhama de Aragón, en lo que fue un importante golpe a los planes de ETA en plena campaña terrorista.
La Peugeot Boxer, abandonada en un tramo la antigua carretera N-II cercano a la localidad termal del Alto Jalón, en el por entonces muy conocido Restaurante Los Conductores, contenía una carga explosiva cuyo alcance potencial todavía era desconocido al momento del hallazgo. Era la segunda furgoneta interceptada, tras haber detenido la Guardia Civil a otra, y a un coche lanzadera, el día anterior cerca de allí. Todo apuntaba a que ambas formaban parte de una misma expedición que pretendía llevar el terror hasta Madrid.
A pocos kilómetros de esa zona de Alhama de Aragón fue donde la Guardia Civil de Tráfico, dio el alto, a las 15.30 horas del día anterior, martes 21 de diciembre, a una furgoneta que transportaba, visiblemente, una pesada carga pero sin la matrícula de transporte correspondiente. El vehículo contenía también una tonelada de explosivos y un sistema electrónico y mecánico para hacerla explotar a las 19.56 horas en un día no determinado, aunque dentro de esa semana de fiestas navideñas, según los investigadores.
El conductor de aquella primera furgoneta, José María Novoa Arroniz, viajaba en dirección a Madrid y se supone que sería recibido por miembros del reconstituido comando Madrid de ETA para llevarlo a su objetivo. Un automóvil marchaba delante de la furgoneta-bomba para, mediante un sistema de comunicación, dar la alarma si se presentaba el peligro de ser detenidos por la Guardia Civil en algún bloqueo. Este vehículo que encabezaba el convoy de ETA era conducido por Alicia Sáez de la Cuesta, compañera sentimental de Novoa. Alicia Sáez se percató de inmediato de que José María era arrestado. Se especula que pudo alertar a la otra camioneta que transitaba en las inmediaciones. Horas después se encontró el coche particular de Novoa Arróniz estacionado en las afueras de Calatayud.
Aquel 22 de diciembre de 1999 las Fuerzas de Seguridad llevaban buscando durante todo el día la segunda furgoneta bomba que creían que ETA había podido introducir en España. En un primer momento, las sospechas se centraban en Madrid. El hallazgo se produjo finalmente en Alhama de Aragón, muy cerca de donde se había detenido a la primera furgoneta bomba. Fue en el aparcamiento del Restaurante Los Conductores, a la entrada de Contamina, a las 18:00 horas de aquel miércoles 22 de diciembre de 1999, pero debido a la falta de luz y por motivos de seguridad, los expertos en desactivación de explosivos decidieron esperar hasta la mañana siguiente para completar su trabajo.
El conductor de esta segunda furgoneta bomba habría abandonado precipitadamente la autopista para dejar el vehículo en el estacionamiento del hotel restaurante Los Conductores en las inmediaciones de la salida del kilómetro 204 de la autopista Zaragoza-Madrid. La zona donde se encontró la segunda camioneta bomba fue acordonada en un amplio radio. El hotel restaurante fue desalojado y los clientes se alejaron apresuradamente cargados con sus equipajes. Así lo explicó a medios de comunicación de todo el Mundo Antonio López Betrían, el alcalde de Alhama de Aragón en aquel momento.
Los noticiarios de televisión transmitieron imágenes del momento en que el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, informaba al presidente del Gobierno de entonces, José María Aznar, de la existencia de una segunda camionetabomba. Los rostros de ambos políticos eran de una visible preocupación, como también lo era la estupefacción con la que se vivió todo aquello en el Alto Jalón.
ETA, una amenaza constante a finales del s.XX
La detención de la primera y el hallazgo de la segunda furgoneta marcaron un capítulo más en los días convulsos que se vivían en España a finales de los años 90. La banda terrorista ETA intensificaba su actividad, con estrategias cada vez más sofisticadas y devastadoras. La hipótesis manejada entonces era que estas dos furgonetas, junto con un coche lanzadera que también fue abandonado, formaban parte de un intento coordinado de trasladar explosivos masivos a la capital desde Francia.
La organización separatista ETA preparaba unas Navidades de infierno. La banda terrorista había organizado un verdadero convoy del terror que partió de las cercanías de Bayona, en el país vasco-francés, atravesó la frontera y se dirigió hacia Madrid. Mientras tanto, la policía francesa colaboraba estrechamente con las fuerzas españolas para desmantelar la logística de la banda. La detención de figuras clave como Patxi Guimón y Aitzol Gogolza, junto con el arresto de "Kantauri" en París meses antes, permitió descubrir redes de almacenamiento de explosivos y vehículos utilizados para los atentados.
Hoy, 25 años después, este episodio sigue siendo un recordatorio para muchos de los años de plomo que marcaron a España y de los esfuerzos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad para proteger a la ciudadanía. Aquella furgoneta localizada en Alhama de Aragón fue uno de los muchos golpes contra ETA que, años después, terminarían por debilitar significativamente a la organización hasta su cese definitivo de la actividad armada.
Comentarios