La conectividad sigue siendo uno de los problemas recurrentes en el mundo rural, afectando a numerosos municipios que, en ocasiones, se quedan sin cobertura. Ejemplos cercanos como Torrijo de la Cañada, Judes o Calmarza han protagonizado reclamaciones visibles en diferentes medios de comunicación, incluyendo este. Estas reivindicaciones, además, que han destacado por su creatividad, como el vídeo realizado en Torrijo sobre un ficticio congreso de telecomunicaciones, o la carta enviada desde Judes al rey Salmán de Arabia Saudí a través de su embajada.
En esta ocasión, es un vecino de Valtorres quien alza la voz. Aunque este municipio no se enfrenta a problemas de conectividad tan graves como otros que viven una completa incomunicación, su situación dista de ser ideal. En la localidad sí tienen cobertura móvil y posibilidad de tener Internet de banda ancha vía satélite, con la que teletrabajan algunos vecinos, aunque no llega con la suficiente calidad a todo el núcleo urbano. Además, dependiendo de la compañía, también es común quedarse sin cobertura en ciertas zonas, una situación compartida por muchos municipios rurales.
El caso de Valtorres refleja una problemática más amplia en la España Rural, donde no solo afecta la falta de inversión pública en infraestructuras digitales, que profundiza el aislamiento de los pequeños municipios, sino también la falta de interés por parte de las empresas privadas a la hora de proveer de estos servicios a poblaciones pequeñas, en la que las que la rentabilidad privada es escasa. Al núcleo de Valtorres sí que llega la fibra óptica, pero el problema radica a la hora de instalarla en los domicilios. "Las compañías cogen las ayudas para traer la fibra óptica hasta los municipios, pero luego no invierten para darnos el servicio dentro de los pueblos porque no les sale rentable", explica Luis Pérez, vecino de Valtorres.
Luis lleva desde junio del año pasado intentando instalar fibra óptica en su domicilio, y pese a que esta tecnología ya llega al municipio, le está resultando imposible. “Es una excusa detrás de otra”, ha explicado. Varios instaladores han visitado su casa, pero ninguno ha completado el trabajo. “Dicen que no tienen una escalera adecuada, o que hay que pedir permiso para que la fibra pase por la fachada de un vecino, por ejemplo”, ha añadido. Luis lamenta que esta situación limite sus opciones de pasar más tiempo en el pueblo: “Si tuviésemos fibra, podría trabajar desde aquí y pasaría temporadas más largas, pero así es imposible”.
El problema se agrava al no haber transporte público regular ni alternativas accesibles para realizar gestiones esenciales. "Nos obligan a hacer todo online, desde facturaciones hasta citas médicas, pero sin conexión no tenemos cómo", explican. En un contexto donde las gestiones telemáticas son imprescindibles y el transporte público es casi inexistente, los vecinos critican la inacción política y las excusas de las operadoras, que consideran estos pueblos como no rentables. "¿A esto le llaman vertebrar el territorio?", se preguntan, mientras hacen un llamamiento a la ciudadanía y los medios de comunicación para visibilizar su situación.
La alcaldesa de Valtorres, Noelia Sánchez, se ha sumado a la protesta señalando que "nos tienen olvidados una vez más" y destacando que "es fundamental tener estos servicios para poder luchar contra la despoblación". En declaraciones a este medio, Sánchez ha destacado que esta situación atenta contra los derechos de la población rural a una igualdad de servicios y que la deficiente conectividad incluso ha provocado que alguna familia haya decidido cambiar su domicilio a Calatayud "donde sí tienen todos los servicios", remarca.
Esta denuncia llega poco después de que muchos medios de comunicación, incluido el telediario de TVE, destacaran un caso similar en Calmarza, otro municipio zaragozano del Alto Jalón que ejemplifica las consecuencias del abandono digital. Frente a esta situación, los habitantes de Valtorres apelan a la colaboración ciudadana y al papel de los medios de comunicación para hacer ruido y exigir soluciones. "Solo así conseguiremos que alguien nos escuche", afirma Pérez, urgido por la necesidad de una conectividad funcional que permita a su comunidad mantenerse activa y conectada al resto del mundo. Por su parte, Pérez ha enviado ya reclamaciones a diferentes administraciones como la DPZ, el Gobierno de Aragón o la Delegación del Gobierno en Zaragoza, y no piensa parar hasta ser escuchado: "Llegaremos hasta Bruselas si hace falta", asegura.
La conectividad sigue siendo un desafío clave para fomentar la vida en el medio rural y garantizar que nuestras comunidades puedan disfrutar de las mismas oportunidades que las zonas urbanas.
JALON
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