IZQUIERDA UNIDA DE ARAGÓN EXIGE TOLERANCIA CERO CON LOS CORRUPTOS Y LOS CORRUPTORES "CAIGA QUIEN CAIGA"

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Álvaro Sanz, coordinador general IU Aragón


Izquierda Unida de Aragón denuncia con firmeza el nuevo escándalo que salpica a Aragón vinculando a dos socialistas, uno de ellos concejal del actual ayuntamiento de Zaragoza y antes director general de Energía y Minas del gobierno autonómico. La formación de izquierdas exige no naturalizar la corrupción como un mal endémico, y considera imprescindible contundencia en exigir responsabilidades políticas con la máxima transparencia y celeridad, además de cambios legales que persigan efectivamente a corruptos y corruptores y un mayor control democrático del gasto público.


Este caso, según la población, no puede entenderse como un hecho puntual o aislado, sino como una expresión más de un problema estructural: un modelo político y económico basado en la connivencia entre altos cargos públicos y grandes corporaciones que se enriquecen a costa de lo común. Cambiar de nombres o de partido no basta. La raíz del problema según IU está en un sistema que privatiza el gasto público, entrega servicios esenciales a empresas como Acciona —recurrentemente implicadas en tramas de corrupción— y que construye redes de poder opacas, inmunes al control democrático.


Desde Izquierda Unida de Aragón reclaman medidas concretas y contundentes que permitan perseguir a corruptos y corruptores tales como una auditoría independiente de todas las instituciones y contratos públicos vinculados a estos casos; la prohibición permanente de contratar con la administración a empresas condenadas por corrupción; y el refuerzo de la gestión pública directa frente al modelo de externalización que alimenta la opacidad y debilita el control ciudadano sobre los recursos colectivos. "No podemos permitir que los servicios públicos sigan siendo una fuente de negocio para unos pocos a costa de todos", señalan.


Como ha destacado Álvaro Sanz, coordinador general de Izquierda Unida de Aragón: «ante la corrupción, tolerancia cero, caiga quien caiga. Este país se merece unas organizaciones políticas que no naturalicen la corrupción como un mal endémico, por eso además de exigir las responsabilidades políticas oportunas y la máxima transparencia, celeridad y contundencia con auditorías públicas, son necesarios cambios legales que impidan que los corruptores se vayan de rositas y obliguen a reforzar los controles públicos en la gestión de lo de todos y todas. Necesitamos un cambio de modelo que ponga a las personas por encima de los negocios».

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