CASTELLUM

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CASTELLUM


Todos recordamos aquel gran agujero que atravesaba uno de los laterales de la torre del homenaje de Arcos de Jalón datada en el siglo XIV, la cual, aún hoy resiste al paso del tiempo, habiendo pasado estos últimos años atrás por una reforma que reconstruye dicho lateral, entre otras zonas afectadas del monumento. Pero, ¿cómo se produjo aquel enorme agujero?

Por Arcos de Jalón han pasado celtas, romanos, visigodos, árabes y cristianos siendo en la Edad Media cuando esta fortificación, levantada sobre una antigua atalaya musulmana, jugó un papel muy importante en el valle del jalón. Situada entre Castilla y Aragón formando parte de una red de Atalayas junto a Montuenga, Somaén, Jubera y Medinaceli, conformaban una fortificación para controlar el acceso a Aragón, siendo este un gran punto de interés que posteriormente fue trayendo algunos beneficios al propio pueblo de Arcos. Dicho castillo ha conocido conflictos como el de las guerras de la Raya, entre castellanos y aragoneses.

Según se sabe, su primer propietario conocido fue Fernán Gómez de Albornoz y Luna, en tiempos de Alfonso XI, cuyos escudos aparecen en la puerta de acceso de la torre homenaje, y será Pedro I el Cruel, quien tomará la villa en 1358 como consecuencia del apoyo prestado de la familia Albornoz a la causa Trastámara. Con el paso del tiempo ha ido perteneciendo a distintas familias nobiliarias como los Manrique o los Duques de Medinaceli, que lo poseyeron hasta principios del siglo XIX, figurando actualmente en el catálogo de Bienes Protegidos de la Junta de Castilla y León en la categoría de Castillo declarado el 22 de abril de 1949.

La torre es de planta cuadrada con unos 16 metros de altura, 2 metros de grosor y disponía de un acceso en alto al interior que corresponde con el hueco del que os hablaba anteriormente.

Cuando era pequeña, mientras paseaba por las calles de la villa de Arcos de Jalón divisaba en aquel alto la torre con su gran agujero. Siempre escuchando cuentos e historias sobre antiguos castillos y guerras para conquistarlos, me hacían imaginar que ese hueco tan enorme no podía ser otra cosa que la consecuencia de alguna de esas catapultas que se usaban con grandes pesos a modo de proyectiles para invadir la villa.

Desconozco la realidad de la creación de esta apertura lateral pero siempre he imaginado ese proyectil impactando contra la torre provocando un momento lleno de ruido y de un ambiente espeso con cenizas sobrevolando la población como he intentado representar en la imagen que he creado. Puede que simplemente se produjera por el desgaste del tiempo, ya que parte de la abertura ya existía a modo de entrada al interior, pero me apetecía recuperar un poco ese pensamiento que siempre tuve de pequeña y que seguro que más de uno imaginó.


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   NEVADA
   “PETRO”.

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