LA ALBERCA

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PORTADA01 (3)

Foto: Juan Fco. Mariscal


La cuenca del río Henar presentaba unas características ideales para asegurar el asentamiento prehistórico, debido a la multitud de abrigos orientados al Sureste, el río estrechado entre imponentes paredes verticales como buen apostadero de caza y por último la gran riqueza de afloramientos de aguas termales producidos por una gran veta acuífera que recorre todo el valle, desde Deza hasta Alhama de Aragón. Unas condiciones naturales que permitirían un microclima favorable y que explica la presencia de gentes magdalenienses en el Paleolítico superior, hace más de 8.000 años.

Pero no viajaremos tan atrás y detendremos la memoria a principios del siglo XIX, concretamente en el año 1826, donde encontramos la primera referencia documentada del propósito de este escrito, la alberca del Estrecho. En el Diccionario geográfico-estadístico de España y Portugal, de Sebastián Miñana podemos leer sobre Embid, “Posee en su término unos baños termales sin uso, cuyas aguas es de presumir sean de la misma especie que las de Alhama, por salir de la misma sierra que cerca los dos pueblos, en la distancia de una legua.” Y seguidamente, en el Diccionario geográfico estadístico histórico de España y Ultramar de Pascual Madoz, aprovechando la descripción que hace sobre Alhama de Aragón, “Al NO. de Alhama hay otro manantial de la misma agua, al NO. del pueblo (de Embid) dista ½ cuarto de legua, en el punto denominado la Hoz de Cayuela (errata que quiso decir Hoz de Cihuela refiriéndose al Estrecho de Embid); nace en forma de burbujas bajo la concavidad de una roca caliza, y cuando llegan a la superficie se rompen; sus propiedades y temperatura son iguales a las de Jaraba. Hace 18 años (aproximadamente en 1826) que el ayuntamiento recogió este manantial en dos pozos de 3 varas de largo y 2 de ancho, de buena mampostería, y de 2 varas de altura, con el objeto de hacer dos baños, pero habiéndose opuesto la casa de la misericordia de Calatayud a pretexto de ciertos privilegios, en el día están destinadas para albercas de curar cáñamo.”


Alberca

Representación de la Alberca


La Casa de la Misericordia de Calatayud era uno de los establecimientos de beneficencia de Calatayud, también llamado hospital de la casa de Misericordia, antiguo seminario de nobles de la Compañía de Jesús. En este seminario se encontraba el hospicio y casa de expósitos, donde se enseñaba un oficio a los huérfanos, éstos eran los de alpargatero, soguero, rastrillador, sastre, pelaire y tejedor de lienzos. Para esta enseñanza y el sustento de sus maestros contaban con algunas rentas, con el producto de las manufacturas principalmente. Es de suponer que existía una relación directa con la alberca de curar cáñamo, uno de los principales cultivos de Embid de Ariza.

El primer procedimiento que debe preceder es procurarse una alberca, balsa o receptáculo bastante espacioso para que en él se pueda remojar toda la cosecha del cáñamo. (…) En esto consiste la grande operación de curar o curtir bien el cáñamo en yerba.” (1)

Un siglo después, en septiembre de 1945, Francisco Hernández Pacheco realizaba un estudio hidrogeológico de las termas de Alhama de Aragón, y a su paso por Embid de Ariza estudió las distintas conformaciones geológicas y los afloramientos de agua. La serrata de Los Cabezos es el accidente más destacado de esta zona, entre los vértices de la Muela, Tinajón, La Caridad, el alto de Veleta y Valdelatorre. Hizo cuenta de las manifestaciones hidrotermales del valle del Henar, haciendo un mero hincapié en el que nos ocupa, concretamente nos indica que surgió un manantial circunstancial al hacer las obras de asentamiento de la presa de derivación en el río (manantial que brotó al abrir la cimentación de la presa para riegos), en el estrecho situado aguas arriba de Embid de Ariza e inmediato al kilómetro 11 de la carretera, y que según sus observaciones, sus aguas alcanzaron la temperatura de unos 29 grados, algo inferior que las de Alhama. (2)


Cuadernopacheco

Cuaderno de notas de Fco. Hernández Pacheco, 1945


Fíjense bien en la fotografía tomada por el Sr. Hernández Pacheco, en el año de 1945, donde se aprecia la alberca, cubierta por una estructura enrejada y la caseta adosada a la pared vertical. En su archivo también hemos encontrado otra imagen con las arquetas que actualmente todavía se encuentran desde la alberca hasta el azud, que discurren paralelamente a la carretera.


Fotopacheco

Detalle de la Alberca, Fco. Hernández Pacheco, 1945


El 11 de noviembre de 1945 llegaba el agua a Embid, una conducción cubierta a unos 5 metros de profundidad conducía el agua desde el punto de emboquillado de la galería hasta el pueblo, previamente una arqueta nutre el lavadero que permite desaguar el sobrante de agua de nuevo a la acequia proveniente de la presa de derivación de riego. En la actualidad un equipo de bombeo suministra el agua al depósito de agua para satisfacer el agua de los hogares.


Igme


Esquema y corte hidrogeológico de detalle, IGME (*)


En 1954 tuvo lugar otro de estos capítulos que perdura en la memoria de muchos, el alumbramiento de aguas en el Estrecho de Embid de Ariza. Es un área de innegable interés hidrológica, por ello se proyectó una investigación por galería a partir del fondo de un pozo ya existente que orientada perpendicularmente a la dirección del relieve pudiera cortar grietas y fracturas favorables de las calizas. El informe nos dice que tras realizar el ensanche  y acondicionamiento del pozo, se acometió a los 5 metros de profundidad la perforación de la galería. Al principio se comenzó a brazo, con sección de 2 por 2 metros para revertirla de hormigón y hacer la entrada más consistente. A los 20 metros debido a la compacidad de las rocas a atravesar se decidió el empleo de la perforación neumática con dos martillos perforadores BBR 13, de 17 kilogramos de peso. Las dificultades de ventilación de la galería y la elevada temperatura ambiente debida al agua termal obligaron a colocar un ventilador “Kieffer” para eliminar humos. A los 201 metros se detuvo la perforación principal al aparecer una grieta en el hastial izquierdo con abundante brote de agua y a fin de favorecer la surgencia todavía se ejecutó una pequeña galería de 8,30 metros de profundidad consiguiendo un aumento de caudal de 25 litros por segundo. (3)


Arqueta

Arqueta de acceso a la canalización, Juan Fco. Mariscal


Tenemos algunos testimonios de personas que conocieron la obra, “...descendías por unas graspas de hierro al fondo del pozo y caminabas bastantes metros. Piensa que unos íbamos y otros regresaban. El espacio estaba iluminado en la entrada y era interesante la cantidad de agua que llevaban a recoger. Como íbamos con botas de agua no había peligro y la sensación de aventura nos atraía mucho a los niños...” Miguel Mariscal

Felix Arana nos cuenta “...participaron Cetina, Casa de la Vega y Embid ya que se hizo para aumentar el riego. Las zanjas se hicieron por vecinos, cada casa picaba un trozo, además pusieron ventiladores porque dentro no se podía respirar del calor que hacía...

Honorio Martínez nos cuenta que su padre, Honorio Martínez Esteban, natural de Cihuela, trabajó de dinamitero.

Toñi nos habla sobre su padre, que estaba al cargo de la obra, Antonio Chamero Sánchez, Ingeniero Técnico de Minas que trabajaba para el Instituto Geológico y Minero en la división de aguas, natural de Almadenejos, que conoció a Elisa Esteban, vecina de Embid, que vivía en frente del hospedaje de la tía Ambrosia donde él se alojaba y un año después se casaban. Recuerda cuando le contaba que se iba a la caseta del Estrecho con su pequeña moto a hacer cálculos en la pizarra.


AChamero

Fotografía de Antonio Chamero Sánchez, Almadén


De niño nos chapuzábamos todos en el lavadero, en esa estrecha acequia, destino de estas aguas termales, cuando todavía se utilizaba para lavar la lana de los colchones. Recuerdo cuando bajaban chavales de Cihuela por la noche a bañarse y les decíamos que había serpientes. Hoy el lavadero es algo más ancho, para disfrute de nuevas generaciones que seguro todavía desconocen el origen de esta fuente.


Lavadero

Mis hermanos nadando en el lavadero, finales de los años 70


(1) Diario estrangero. Noticias importantes y gustosas para los verdaderos apasionados de Artes y Ciencias, Francisco Mariano Nipho, 1763
(2) Estudio hidrogeológico de las termas de Alhama de Aragon, Francisco Hernández Pacheco, Anales de la Real Academia de Farmacia, Madrid, 1954.
(3) Alumbramiento de aguas en Embid de Ariza (Zaragoza), José Meseguer Pardo, Notas y Comunicaciones del Instituto Geológico y Minero de España, Madrid, 1958
(4) Fotografía de Antonio Chamero, cedida por su hija Antonia
(*) Estudio de las aguas minero medicinales, minero industriales, termales y de bebida envasadas en la comunidad autónoma de Aragón, Provincia de Zaragoza, Instituto Tecnológico GeoMinero de España.



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