SESENTA AÑOS MUY BIEN LLEVADOS DE RESTAURANTE DUQUE

Fachada de Restaurante Duque el año de su apertura.

La semana pasada nos dio para ponernos las botas en todos los sentidos y contarlo en dos veces. Os relaté el domingo pasado la visita de la Real Sociedad Fotográfica a Medinaceli, momento que he aprovechado para hablar en esta sección del otro de Los Pueblo Más Bonito de España que tenemos en el Alto Jalón, además de Monteagudo, y que todavía no había sido visitada en el #MePongoLasBotas. Una de las joyas de la corona del patrimonio de nuestra comarca. Da vértigo y emoción hablar de cosas ya muy contadas... uno lo hace con pasión y pide perdón si no está a la altura de lo que narra... Medinaceli nos procuró una preciosa mañana que, noticia de última hora, volverán a repetir los de la RSF en noviembre porque les pareció una pasada. Medinaceli FOTOGRAFÍA debería de ser el próximo festival de la Fundación DEARTE, que esto atrae muchas miradas.

Como no contamos la semana pasada la segunda parte, la del disfrute del paladar, la contamos esta semana sin necesidad de esperar. Pillar a Ángel y a Laura para hablar tranquilos es una quimera. Su restaurante marcha "viento en popa a toda vela" y no paran ni un rato. Así que, sin demasiadas declaraciones ni contar muchas historias, hoy #MePongoLasBotas en su versión crítica culinaria en el Restaurante Duque de Medinaceli, donde la cocina creativa y la tradición se mezclan en unos fogones únicos en el Alto Jalón.

Con motivo de la celebración de su 60 aniversario, acudimos a Restaurante Duque con nuestras mejores galas dispuestos a no mancharnos y disfrutar de un menú degustación que han diseñado específicamente para la ocasión. Antes de nada, voy a pedir perdón al lector. No pienso destripar un ápice, ni el número de platos, ni cuáles son, ni cuánto nos ha costado... Creo que es necesario que todos los amantes de la gastronomía pasemos por aquí y vivamos la misma experiencia que he vivido yo, desde la elección del vino hasta levantarse de la mesa, aunque mejor acompañados que ha estado un servidor seguro que no se encuentran.

Mousse de Boletus

Laura nos acompaña a nuestro sitio, al fondo del comedor. La imagen sobria, limpia, elegante y cuidada al detalle del espacio, que genera entornos de intimidades para los comensales y provoca un ambiente relajado y amable, en el que uno se siente como en casa, ya dice bastante de lo que vamos a encontrarnos. El servicio impecable, desde la explicación hasta la recomendación, hace sencilla la experiencia hasta a ignorantes como yo y te sumergen en su mundo de pasión por la cocina creativa, por los productos de calidad, por el respeto a la tradición y al sabor, y por las elaboraciones precisas y originales, que son el sello de este restaurante de referencia en la comarca y en toda la provincia de Soria. No en vano, Ángel y Laura, el corazón y el alma de este negocio, estuvieron representando con su equipo a la provincia de Soria en Madrid Fusión, en 2019, y están considerados entre los mejores cocineros sorianos del momento. Su ilusión y su constante evolución son valoradas por un público que llena su salón cada fin de semana, así que llama ya porque hay lista de espera... 

Ángel y Laura en Madrid Fusión 2019

Merece la pena, de veras. El vino que nos recomendó Laura simplemente al explicarle nuestros gustos, era perfecto. Los platos, sucediéndose uno a uno del más moderno al más tradicional, haciendo un repaso por la historia del restaurante que fundó Ángel Cortés "abuelo" hace 60 años, son una interpretación perfecta de la sinfonía que pretende uno encontrarse en la mesa cuando acude a un restaurante de este tipo. Desde el sándwich de sobrasada, parmesano y miel con pan de aceitunas negras, pasando por la mousse de boletus, las croquetas, la sopa castellana o la reinterpretación del escalope con patatas... la vista, la textura, las temperaturas, los sabores, los momentos, las sorpresas, los colores... es como estar en una noria sin moverse de la mesa. Se suceden exclamaciones, asentimientos, gestos de sorpresa, sonrisas, miradas de complicidad... todo provocado por cada uno de los platos que no paran de llegar, cada uno a su tiempo, en su temperatura, con su construcción perfecta... alta cocina al lado de nuestra puerta.

Sandwich de sobrasada, miel y parmesano con pan de aceitunas negras.

No diré más, uno sale de Restaurante Duque pensando en cuándo repetir. No hay mejor homenaje para un restaurante en el que han comido las más diversas personalidades, que el que Ángel y Laura hacen cada día desde su cocina. Felicidades.

Ahora tocará caminar para digerir la comilona, de modo que la semana que viene no nos libra nadie (o quizá sí) de hacer una excursión molona. ¿Donde #MePongoLasBotas la semana que viene? El próximo domingo te lo digo. Hasta la semana que viene altojaloneras y altojaloneros.