LAS RUTAS DE SENDERISMO DE CABOLAFUENTE

Era de justicia empezar el año en esta sección con una visita a Cabolafuente. Tras la pequeña polémica surgida al situar en Ariza la Fuente del Pinchón, no podíamos dejar pasar la ocasión de resarcir a este municipio de la vertiente zaragozana del Alto Jalón y empezar estas líneas rectificando. Aunque casi en el límite con el término municipal de Ariza, el manantial que surte de agua a arizanas y arizanos pertenece a Cabolafuente, quede aquí mi penitencia y esperemos que nos ampare la suerte para no caer de nuevo en rocambolescos vericuetos como este.

Cabolafuente se presenta con su iglesia en lo alto del monte en cuyas faldas se erige el pueblo. Con todas sus casas con orientación sur y sus bodegas mirando al norte, hace honor a su nombre y tiene casi más fuentes que caminos. Ya sabían de esto los Celtíberos y por eso escogieron este sitio para hacer un asentamiento del que quedan casi nulos restos pero todavía podemos encontrar vestigios. Actualmente el pueblo, de apenas veinte habitantes en invierno, vive de la cebada. Nada de regadío a pesar de haber tanta agua. La culpa debe ser de le las heladas. Testigos hemos sido esta mañana de sábado en la que #MePongoLasBotas de un intenso frío. Las vides, arrancadas en masa al calor de las subvenciones, según nos cuentan, escasean en el lugar, y las bodegas, abandonadas y muchas derruidas, claman por nuevos moradores que pueden quedárselas si se comprometen a arreglarlas y mantenerlas "vivas". 

Pero aunque tener tantas fuentes, nada menos que veintiuna, no haya servido para tener una huerta, sí que se ha intuido en el pueblo lo interesante que puede ser el ir a verlas. Por eso, la Asociación en Defensa del Patrimonio Artístico y Cultural de Cabolafuente, con la financiación del Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, lo intentaron poner en valor detallando un plano con cuatro itinerarios que permiten recorrer cada manantial disfrutando del patrimonio natural e histórico del entorno. El Pinchón, Cobalana, La Piejosa y El Escurrillo son los nombres de las cuatro etapas, que se pueden hacer con perros y con niños, cada una en una mañana.

Nosotros, como somos un poco pillos y el tiempo escasea en nuestras casas, vamos a hacer la ruta de Cobalana, la más corta de las cuatro. Salimos a media mañana, con el sol en lo más alto, para ver si le ganamos al invierno un par de grados. Serán menos de dos horas caminando despacio y haciendo paradas y nos divertirá cruzar de piedra en piedra aguas que brotan y corren por todo el camino, encontrar restos de vasijas celtibéricas o subir a La Torrecilla y sentarnos en la piedra desde donde se divisa Cabolafuente y todas sus tierras. Lo que no nos parece nada divertido es que el silencio y la paz que se respira en este sitio, lo rompe de vez en cuando ese tren de alta velocidad que no nos deja en el Alto Jalón nada, pero parte nuestra tierra como un cuchillo. Bueno, en Cabolafuente algo les queda de cuando soltaron la lana para que pasase el trenecito y le sacaron una piscina que es envidia de toda la comarca para un pueblo tan pequeñito.

Descubrimos en nuestro paseo en primer lugar 'Las Fuentes', un manantial de agua clara que mana de las paredes y desemboca en una balsa artificial, la piscina tradicional de Cabolafuente, sustituida hace veinte años por la actual de la que ya hemos hecho mención antes. Aquí se solían bañar e incluso alguna aprendió a nadar aunque la profundidad no fuera la suficiente como para que lo tuviera que necesitar. 

El camino sigue adelante, pasamos por 'Lagunillas', donde se recolectan las mejores moras de zarza del Alto Jalón, y llegamos a la 'Huerta la Juana', donde a pesar de los intentos por encauzar el agua, esta brota, rebelde, por donde le da la gana. Aquí la chiquillada de Cabolafuente venía a hacer sus meriendas del Jueves Lardero cuando en el pueblo vivía más gente. Observando el paisaje de invierno, desde este lugar resguardado, asustamos con nuestra presencia a tres corzos que se alejan interpretando su danza de colas blancas, ventajas de ponerse las botas por el Alto Jalón cada fin de semana. 

De allí, nos vamos a Cobalana, donde nos encontramos otro merendero. No en vano Cabolafuente es conocido por ser el pueblo de las merendolas. No hay ocasión en esta localidad que no se celebre con una paella, una barbacoa, migas o cualquier otra comida popular. A ver si el fin del virus pronto nos vuelve a juntar.

La siguiente parada de la ruta será 'Fuente Vieja', pero antes, nos salimos de la ruta para subir a 'La Torrecilla', donde existe una costumbre que viene de la épocas ancestrales. Aquí, los mozos y mozas del lugar, solían iniciar a otros niños y niñas en una suerte de ritual de paso de la niñez a la adolescencia, que tiene lugar en la noche de San Juan. Los mayores, de unos 15 años, llevaban a aquellos que tenían entre 8 y 12 a este lugar para ver amanecer. A continuación, descendían al arroyo para lavarse, como si fuera una acción de purificarse. Abajo, los adultos les esperaban con un buen almuerzo, aunque los libros no dicen nada de eso, y hablan de que los padres ataban las ramas inferiores y los troncos de los nogales con lazos de vencejo. En este lugar, recientes inspecciones han encontrado numerosos restos de cerámica de época celtíbero-romana, que solían utilizar como vasijas funerarias y se ha popularizado la creencia de que allí existía un antiguo castro.

Bajamos de 'La Torrecilla', donde parece que se nos ha parado el tiempo con esas maravillosas vistas, que alcanzan hasta la Sierra del Solorio, camino a 'Fuente Vieja', una fuente construida por los romanos que recoge el agua 100 metros más arriba, en el pozo de 'la Tinaja'. Una canalización subterránea lleva el agua desde 'la Tinaja', un pozo de 8 metros donde se acumula el agua que mana de las paredes de la roca, hasta 'Fuente Vieja'. Aquí tienen en Cabolafuente otro espectacular lugar para hacer, por ejemplo, una paella. Lo dicho, el pueblo de las "meriendas". 

De hecho, para acabar, después de pasar por la fuente de 'La Poza', ya dentro del pueblo, nos vamos a nuestra particular quedada cabolafuentina en el bar del pueblo. Torreznos, pizza panes de queso de cabra con cebolla caramelizada, cocktelería... cualquiera diría que lo rural no es moderno. Nos vamos de Cabolafuente preguntándonos, "¿cuándo vuelvo?". Pues cualquier sábado por la mañana es un buen momento para hacer alguna de estas rutas, en el bar podéis coger el folleto, y después tomarse un buen vermú, que de andar llega uno hambriento. Hasta la semana que viene altojaloneras y altojaloneros.