¿NACIONALISMO SORIANO?

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Hace más de dos años que la diosa Epona campea en el tramo de autovía entre Langa y San Esteban de Gormaz. Esa popular yegua que simboliza a Soria es un aviso celtibérico a navegantes procedentes de la capital de Castilla y León… Quizá, tras los resultados del 13-F, ese emblema que marca territorio -el fin de la meseta y el comienzo de la cordillera (Celt)Ibérica- se entienda mejor… ¿Se han rebelado las dos provincias del extremo (Soria y León) de esa amalgama que es la comunidad autónoma de Castilla y León respecto al nuevo centralismo vallisoletano y, de paso, se manda un recado al olvidadizo poder central?


Soy soriano de Molinos de Duero, estoy desde los cinco años en el exilio, primero en Zaragoza y luego en Madrid, como tantos otros. Siempre he defendido mis orígenes y me ha llamado la atención cómo otros sorianos “exiliados” me han abierto puertas al conocer los ancestros compartidos. Ese pundonor no se da con tanta contundencia entre los aborígenes de otras partes, créanme. Con gran satisfacción he percibido un orgullo de ser de la que ahora es la provincia más despoblada y abandonada de la península, pero que atesora un excepcional patrimonio ecocultural. A veces incluso he percibido cierto “imperialismo” soriano que reivindica la gran intendencia dieciochesca que integraba parte de la Rioja, tierras de Atienza y no sé cuantos territorios colindantes más. Sin llegar a estos delirios expansionistas, es muy positivo y justo empoderarse, sentirse orgulloso, y más entre los habitantes de territorios tan olvidados.


Me alegro por eso del exitazo de ¡Soria ya! Se lo merecían por sus veinte años de brega y justas denuncias. Me alegro que mi provincia pisoteada, vaciada, vacilada, dejada de la mano de todas las administraciones por fin se haya dejado oír, que haya dado un manotazo en el tablero político. Pero el “identitarismo soriano” no basta, es necesario una estrategia conjunta con el resto de la España despoblada y, particularmente, con los hermanos de la antigua Celtiberia, el territorio más vaciado. Desde la Asociación de Amigos de la Celtiberia, y así se plasma con sólidos argumentos históricos en la Guía turística de la Celtiberia, apostamos por una identidad mestiza de esta tierra de frontera donde convergieron cuatro de las culturas fundamentales que han conformado Europa: la celta y las tres del Libro (cristina, islámica y hebrea). Soria es la única provincia que entra en su plenitud territorial en los límites de la antigua Celtiberia y también es uno de sus epicentros simbólicos. Sin embargo, como provincia fue constituida, como todas, con el criterio arbitrario liberal de Javier del Burgo en 1833. La identidad celtibérica (entendida con ese destilado mestizo de las cuatro culturas) tiene mucha más profundidad e historia y también tiene más futuro que cualquier provincianismo, porque responde a ese espíritu de convergencia cultural y sinergia identitaria que es más propio del siglo XXI, alejado de los particularismos excluyentes, de los nacionalismos decimonónicos y del reaccionarismo intolerante (Teruel y Soria no tienen representación de Vox, a Lug gracias). Solo es viable una identidad compleja que aglutine otras identidades -comarcales, provinciales, regionales o españolas- en armonía y tolerancia.



Bienvenido, por tanto, el cabreo acumulado como combustible para ponerse en movimiento, pero ahora hay que jugar las bazas políticas con inteligencia, sin dejarse obnubilar por las lentejuelas del poder, por los abrazos del oso de aquellos que llevan décadas sin hacer nada por nuestras tierras más allá de fatuas proclamas y demagogias oportunistas. En esa lucha por la dignidad de los territorios abandonados ¡Soria Ya! no está sola, sigue la estela de otro territorio celtibérico, Teruel existe y saldrán otros relevantes en la España Rural Interior. Para articular una acción sociopolítica coherente y operativa por estas causas urgentes y neceasrias hay que ir más allá del cabreo y del provincianismo, en una estrategia conjunta y con instrumentos operativos para conseguir que la catalepsia rural se convierta en cuestión de estado con soluciones urgentes. Me lama la atención que estos movimientos no enarbolen un instrumento -en vigor, pero varado en el cajón del olvido- como la ley 45/20007 de Desarrollo Sostenible del Mundo Rural, que contiene interesantes propuestas y mecanismos de acción a través de las comarcas naturales. Espero que, aunque hayan nacido en capitales de provincia, privilegien la mayoría rural que es la gran olvidada… Espero que frenen el colonialismo neoliberal que pretende convertir los espacios despoblados en negocios extractivos que solo benefician a las grandes empresas y a las oligarquías locales. Espero que nuestras gentes, sus necesidades de supervivencia estén en el epicentro de la acción, pero con respeto absoluto al patrimonio natural y cultural. Sino, todo será zanahorias para hoy y desolación para mañana. Se ha dado un aldabonazo, ahora es el momento de actuar con inteligencia y competencia -con rigor, planificación y técnica- en pos del bien común, canalizando este impulso identitario con ese sentido abierto, mestizo y solidario. Celtiberia venció a Roma cuando combatió unida.



Javier Hernández Ruiz


(AAC / Coordinador de la Guía Turística de la Celtiberia)

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