El árbol seco sobre un cielo roto,
sus ramas, memorias, visten desnudas,
¡oh, Cántabos! Naturalezas mudas
soñando en mutarse por fin del loto.
Un cielo rasgado que busca el soto,
un abejaruco surca sin dudas,
¡oh, Cántabos! Tierras y gentes rudas,
y el árbol posando para la foto.
Clama la lluvia poder regresar,
dar al abejaruco su pincel,
amamantar la madera de hielo.
Ruinas al fondo no quieren mirar
el silencio de la tierra aguamiel.
Cántabos, abejaruco, árbol, cielo.
Pues sí, aquí estamos, con un día o dos de retraso escribiendo esto y diréis: serás desgraciado no tenerla a tiempo, ¡zángano! Pues lleváis razón, a parte de un zángano, es que esta semana hemos tenido las fiestas de verano del pueblo, que las llamamos así porque ponerle “acabar como un piojo party” se nos hacía muy largo. (leer más)
JALON
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