DE APELLIDOS AUTÓCTONOS, REGISTROS ECLESIÁSTICOS Y ÉLITES LOCALES

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Introducción


Cada pueblo tiene sus apellidos característicos. Piense usted en su municipio y seguro que es capaz de decir los tres o cuatro más repetidos allí …o incluso los de las localidades más cercanas. O si no pregunte a los carteros rurales que reparten en varios pueblos. Ellos/as sí que lo saben bien. No llegamos al nivel de la comedia Ocho apellidos vascos …pero a veces casi.


Alhama no escapa a esa circunstancia. Existen una serie de nombres familiares muy extendidos. Así, “Moros”, “Cabrejas”, y algunos más, son habituales entre nuestros vecinos. Hoy, sin embargo, quiero centrarme concretamente en uno de los más típicos apellidos alhameños, “Vicioso”. El motivo no es otro que la existencia en el archivo parroquial de un libro que narra parte de su Historia. Se trata de texto, en ocasiones, un tanto “bíblico” con tal abundancia de datos genealógicos que uno ya no sabe bien si una determinada persona es padre, hijo, hermano o nieto de otra. Conviene en ciertos momentos parar y releer lo ya leído para aclararse. Aun con esto, a veces el lector haya auténticas joyitas. No obstante, antes de comenzar a desenmarañar el mismo, conviene tener en cuenta una serie de consideraciones previas.


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Segundo libro de los Viciosso, ¿qué habra sido del primero?


En primer lugar, son varias las personas que intervienen en su composición, aunque la parte principal y sobre la que hablaré ahora se corresponde a un único autor quien, sin embargo, no firmó su aportación, escrita a mediados del s. XVIII. Se puede suponer, en cualquier caso, que sería un miembro de esta familia –porque el resto de personas que añaden información después lo son– y miembro también de la Iglesia, ya que tiene acceso a muchos datos que solo podrían encontrarse en los registros eclesiásticos, escribe en un libro de tales archivos y, como pronto se verá, la vinculación de esta estirpe con el clero llegó a ser bastante estrecha.


La primera de estas "perlitas" se encuentra en la misma introducción del libro, cuando nuestro anónimo autor explica que, en los registros de la iglesia de Nuestra Señora de la Peña, a la que antiguamente estaba adscrita la parroquia de Alhama, aparece como Jurado Mayor de Alhama en 1316 un tal Pedro Vicio. No obstante, el citado archivista no alberga ninguna duda de que se trata del mismo apellido presente desde tiempo inmemorial, dice, en los lugares de Alhama y Bubierca, y añade, asimismo, para sustentar su idea, una elaborada reflexión con varios ejemplos sobre los cambios en nombres y apellidos con el transcurrir del tiempo. Lo curioso es que, hasta donde yo sé, el apellido ya no está presente en Bubierca, siendo habitual únicamente, además de Alhama, en Castejón de las Armas. Así pues, si son correctas las deducciones del autor del escrito –y es probable que lo sean– ya tendríamos a los “Vicioso” en Alhama a comienzos del s.XIV, y desempeñando además uno de sus miembros el que probablemente fuese el mayor cargo laico del pueblo.


Linaje de los Vicioso de 1539 a 1753

Por lo demás, el libro expone la línea genealógica de una rama de los Vicioso que durante más o menos un siglo se trasladó a Contamina para acabar volviendo a Alhama y sus hechos allí de nuevo. La historia comienza en 1539 con el matrimonio entre Juan Viciosso (el autor lo escribe con dos “s”), hijo de Antón Viciosso e Isabel López y natural de Alhama, con Cathalina Minguijón, vecina de Contamina, y el asentamiento del nuevo matrimonio en el pueblo de esta última.



Estos Juan y Cathalina tuvieron seis hijos: Domingo, Antonio, Isabel, Maria, Cathalina y Anna. Y aquí cae otro dato jugoso. El texto dice literalmente de Domingo, el que parece el hermano mayor, que casó a disgusto de sus padres y no se dice con quién ni en dónde. A partir de ahí desaparece este personaje. Tampoco hay ningún “Domingo” más en la familia, no sé si por el recuerdo de este miembro repudiado de la familia o si por casualidad. Cada cual puede montarse su propia película, con más o menos dosis de romanticismo, si se quiere, de cuál pudo ser su destino y qué motivos lo llevaron a actuar de esta manera. Por otra parte, es la tónica general que las mujeres salgan también pronto de la narración. La exposición de la genealogía se reduce a la línea masculina. Cosas de la época. De las hermanas aquí solo sabemos que Cathalina se casó con Juan Rubio y de las otras tres nada. Por lo tanto, quedó Antonio como heredero del apellido y bienes familiares.


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Domingo se casó a disgusto de sus padres y no se dice con quién ni en dónde


Poco se cuenta de Antonio Viciosso. A pesar de la escasez de información –a saber la de problemas que se encontró nuestro relator anónimo a la hora de buscar datos– se dice que casó con Luisa Laleona, natural de “Godoxos”, que fue muchos años Justicia de Contamina y que tuvo al menos un hijo, Juan. En cualquier caso, se deduce por su cargo que gozó de una importante posición en su comunidad.


El tal Juan Viciosso contrajo matrimonio por primera vez con María García, de Cetina, y tuvieron dos hijos: Juan, que murió sin hijos –tal vez de niño o muy joven–, y Antón, que se casó en Bubierca con María López y del que nada más se dice de él o de su hipotética descendencia. Al contrario, el texto pone su atención en el segundo matrimonio y en la progenie que surgió de este. De esta forma, Juan casó en segundas nupcias con Juana Lozano, de Alhama, sobrina del canónigo de Nuestra Señora de la Peña de Calatayud, con la que tuvo tres hijos: Juan, Pedro y Miguel. Aquí se ve un interesante matrimonio que vincula por primera vez a este linaje con la jerarquía eclesiástica.


Cierto es que el padre de este Juan Viciosso, Antonio, había sido Justicia de Contamina, pero es a partir de ahora cuando la posición de la familia progresa sustancialmente. Juan Viciosso llego a ser Familiar de la Inquisición, un cargo al que tal vez accedió favorecido por su reciente acercamiento a las elites eclesiásticas de la zona. Su desempeño, Familiar de la Inquisición repito, puede sonar poderoso, temible o incluso un punto morboso, pero esto quizá se deba especialmente a la literatura, el cine o la TV. Lo cierto es que la Inquisición, disponía de Familiares que actuaban como agentes de la misma en todos los territorios del rey, por lo que era una función muy extendida. Aun con todo, resultaba un cargo de prestigio cuyo poseedor debía ser persona de bien, de buena familia y cristiano viejo.


Finalmente, probablemente en su vejez Juan Viciosso después de haber tenido los dichos hijos se vino a vivir a Alhama y vendió la casa de Contamina,dice el texto. De esta manera, la rama de la familia Viciosso de la que hablamos regresó a Alhama de donde había salido el abuelo homónimo de Juan en torno a un siglo antes. De sus tres hijos, Pedro se casó con Isabel Yus pero no tuvo hijo varón, solo una hija, Isabel –que contrajo matrimonio con Martín Pérez de Altube–, así que su descendencia sale del libro de los Vicioso. El segundo hijo, Juan hizo carrera eclesiástica, siendo vicario de Contamina y beneficiado –es decir que se beneficiaba de las rentas por las tierras o impuestos de un lugar– de Alhama. Así, la herencia de Juan Viciosso pasó a su hijo Miguel.


Apenas se dice nada sobre el nuevo “patriarca”. Simplemente consta que se desposó en 1650 con Anna Laleona, natural de Alhama, y que estos tuvieron por hijos a Juan y Miguel, y por hijas a Isabel, Anna y María. Sin embargo, con su matrimonio con una mujer de Alhama consolidó el retorno de su familia al pueblo y, de alguna manera, consiguió un matrimonio francamente bueno y ventajoso para el que sería su heredero.


En cuanto a sus hijos: Juan vistió los hábitos y fue beneficiado de Alhama, muriendo el 2 de febrero de 1709. Isabel se casó en Alhama con Sebastián Pérez de Altube y tuvo por hijo a Juan que a su vez se casó con Isabel Ariza del mismo lugar –tal vez el hecho de que coincidan su apellido con su lugar de origen esté indicando que procedía de una familia de conversos–. Anna se desposó en Alhama con Gerónimo Moros, con quien tuvo una única hija, Anna María, quien contrajo matrimonio con el también alhameño –y tal vez pariente lejano, aunque no se dice nada al respecto– Juan Manuel Viciosso. De la tercera hija, María, el autor, en un primer momento, se olvida, para acabar anotando en un margen del libro que se casó con Joseph González de Contamina y que dejó una hija que murió muy chiquita, por lo que es de suponer que María murió joven, tal vez en el parto de esta niña.


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María y su hija

Pero sin duda, lo más interesante es lo respectivo al heredero de Miguel, también llamado así. Este “Miguel Viciosso II”, por llamarlo de alguna manera, emparentó, gracias a su desposorio, con la familia más importante de Alhama y probablemente también una de las más poderosas de la zona, los Padilla. Además, no es ya solo que se ligase a ese linaje, cuyo poderío aún puede atestiguarse en Alhama con una simple mirada a la que fue su casa y que todavía se alza en el centro del pueblo, es que lo hizo en quizá su momento de mayor importancia. Es la época de Pedro Gregorio Padilla y Soler, obispo primero de Barbastro y más tarde de Huesca, el alhameño que más altas cuotas de poder ha alcanzado en la Historia y que era hermano de Anna Padilla, la esposa de Miguel Viciosso. Así pues, esta rama de los Vicioso acaba emparentando con la auténtica élite regional.


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Palacio de los Padilla

A partir de aquí la narrativa para a ensalzar los logros de la familia política de Miguel Viciosso. Se detalla, cargada de alabanzas, la trayectoria del propio obispo Pedro Gregorio Padilla –un personaje que realmente no da ya para un artículo, sino para escribir una biografía más extensa–, pero también la de sus hermanos, Esteban, que llegó a ser Catedrático de Teología en la Universidad de Salamanca, y Francisco, quien al parecer se quedó al cuidado de la hacienda familiar en Alhama. Lo curioso es que, al desplazarse la atención a la estirpe de los Padilla, de nuevo tenemos un Miguel Viciosso del que no se dice nada, salvo que tuvo cuatro hijos: Anna María, Magdalena, Juan y Miguel. Hay que entender que el autor del texto pretendía destacar indirectamente la importancia de la familia Viciosso enalteciendo los logros del linaje con el cual se vinculó.


Ya en la siguiente generación, Anna María Viciosso se ordenó monja capuchina en Zaragoza tomando el nombre de Sor María Ignacia. La otra hija, Magdalena, se casó con Joseph Guaxardo –cuya madre por cierto parece proceder de la rama Vicioso de Bubierca– y tuvieron como hija a Isabel Ana (escrito con una sola “n”) Guaxardo, quien a su vez se desposó con un tal Juan Laleona. Por su parte, Juan desarrolló una interesante carrera en el seno de la Iglesia auspiciado con total seguridad por su tío, el influyente obispo Padilla, ya que consiguió raciones –es decir una prebenda o beneficio superior propio únicamente de catedrales o colegiatas– tanto en el obispado de Barbastro como en el de Huesca y todavía vivía cuando nuestro autor anónimo puso por escrito la Historia de los “Vicioso”.


Finalmente, aparece el heredero, también llamado Miguel, como su padre y su abuelo. Este se casó con Anna María Yus, hija de Bartholome Yus, de Alhama, y de María Minguijón, de Villalengua. De nuevo se aprecia aquí un enlace estratégico entre familias de las élites locales, ya que de lo que se desprende de lo escrito se trataba de un linaje potente en esa localidad, quizá no tanto como los Padilla, pero también de una considerable importancia.


De este matrimonio nacieron dos hijos. Por un lado, Anna María Phelipa que se casó en Alhama con Ramón Cubero y, por otro, Antonio, quien heredaría el puesto de “cabeza de la familia”. Así, el dicho Antonio se desposó con María López, natural de Medinaceli, en lo que constituye, como cabía esperar, la enésima unión con otra familia de cierto status. Así, según se dice, la tal María era sobrina de un importante cargo eclesiástico local –el tesorero de la iglesia colegial de Medinaceli– y tanto ella como sus herederos tenían derecho a un legado pío de cincuenta caíces de trigo y cincuenta escudos. Un caíz serían 666 litros y, por tanto, cincuenta caíces equivaldrían a 33300 litros. Y, como curiosidad, un escudo equivale a cuarenta reales y cuatro reales equivalen a una peseta. De esta forma, un escudo equivaldría a diez pesetas o seis céntimos de euro, y cincuenta escudos a quinientas pesetas o tres euros. Mucho dinero para la época.


Aquí se interrumpe la narración de los hechos de la familia. El motivo no es otro que los hechos relatados ya han alcanzado en el tiempo al momento de la redacción del texto. Así pues, se puede datar lo escrito a comienzos de la segunda mitad del s.XVIII. Aún aparece algunos anexos, que por sus formas son posteriores, donde se deja constancia de los hijos de este último matrimonio entre Antonio Viciosso y María López de Medinaceli. Pero, sinceramente, creo que repasar más de dos siglos de genealogía de esta familia resulta más que suficiente, ¿o no?


Conclusiones

            Para finalizar este “no tan breve” artículo creo que es conveniente –especialmente después de toda la maraña de nombres, matrimonio, hijos y demás– ofrecer de forma simple y directa las ideas básicas que se pueden extraer del texto del libro de los “Vicioso”:



  • Resulta evidente que se quiere dejar constancia de la Historia familiar de un linaje perteneciente a la élite local de Alhama, al menos en el momento en el que se escribe.
  • Muy probablemente se vea también el ascenso de esta estirpe, ya que, de posiciones más modestas y matrimonios con personas de los pueblos más próximos, se evoluciona a enlaces con gente de rangos más elevados que antes, como los Padilla, y de localidades más lejanas, como Villalengua o Medinaceli. De esta forma, insisto, es claro que cuando se redacta el texto la familia goza de una posición social elevada.
  • Plenamente relacionado con el punto anterior, aparece la importancia de la política matrimonial entre miembros de estas familias de las élites locales. Es de suponer, además, que la plena totalidad de los enlaces serían concertados y responderían a fines estratégicos.
  • Seobserva una absoluta predilección por la búsqueda un único heredero masculino que reciba los bienes de la casa y sea el siguiente cabeza de familia. A las hijas se las da en matrimonio y salen de la familia, mientras que a los hijos no herederos se les consigue un puesto eclesiástico o salen igualmente de la familia de forma discreta.
  • Asimismo, se aprecia de manera muy nítida la inmensa importancia de la Iglesia en esa época. Exceptuando el oficio de Justicia de Contamina, ejercido por uno de los miembros más antiguos de la familia –cuando esta no parece tener aún el status que alcanzará después– y que, dado el tamaño del lugar, no parece de una excesiva importancia, los cargos –y rentas– que aparecen vinculados a la familia son eclesiásticos. Así, para estas gentes era más beneficioso o accesible buscar nexos con la Iglesia que con la administración podríamos decir “civil” o del rey.
  • En definitiva, el libro de los Vicioso que se conserva –o conservaba– en el Archivo parroquial de Alhama es una auténtica ventana que muestra cómo funcionaba y cómo intentaba –y en este caso conseguía– ascender socialmente una familia acomodada de una pequeña élite rural en la España de época moderna.


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