¿NECESITAS ESTAR OCUPADO?

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El ritmo de vida que llevamos y los avances tecnológicos, con información instantánea a nuestro alcance, nos están poniendo realmente difícil la desconexión y el descanso mental.


Pero el riesgo está en que no se trata de una situación transitoria, sino que va intensificándose poco a poco, hasta generar la necesidad de estar continuamente conectados y ocupados. Una ocupación desproporcionada que estresa nuestro cuerpo y nuestra mente.  


Además, nos genera un hábito de la dispersión mental, que merma cada vez más la capacidad de concentración de nuestro cerebro.


Si miras a tu alrededor, seguro que encuentras algunas personas que sienten esa necesidad, incluso en los niños empezamos a ver que no han aprendido a estar ociosos: en cuanto no tienen algo concreto que hacer, se aburren.


Y empieza a ser tan preocupante que los especialistas ya le han puesto nombre: “Ociofobia”, que significa “fobia a estar ocioso”, un miedo a no tener nada que hacer que genera la necesidad de estar siempre ocupado.  Y en numerosas ocasiones a querer hacer varias cosas a la vez…


¿Te identificas con esta necesidad?

Cuando observamos la naturaleza vemos que ningún animal tiene estos comportamientos. ¿Por qué nosotros sí? ¿Por qué nuestra mente se vuelve adicta incluso con estar ocupada?

La espiral de la “ociofobia” suele empezar cuando hay algo que nos duele mucho cuando pensamos en ello y, en lugar de resolverlo, preferimos mirar para otro lado y tener la mente “ocupada” con cualquier cosa… Entonces se produce un doble efecto: por una parte, estamos perdiendo el tiempo en cosas que seguramente, tampoco son tan importantes como para dedicarles un tiempo tan valioso, y por otra, no estamos reservándonos tiempo para descansar, desconectar y “resetear” nuestra mente.


Es más, los expertos recomiendan que de vez en cuando dejemos nuestra mente en blanco durante una hora para reflexionar, escucharnos a nosotros mismos… o simplemente para dejar fluir ideas y estimular la parte más creativa del cerebro.

Por eso, es necesario luchar contra la creencia tan arraigada: “Cuanto más hacemos, más somos o más valemos”.


Reflexiona:

¿Prefieres calidad o cantidad en tu vida?

¿Cuánto tiempo le dedicas a tu crecimiento personal?

¿O es que no es prioritario para ti?

¿Prefieres “zombificarte” y estar pensando en lo que harás justo después, en lugar de vivir cada experiencia con intensidad y totalmente concentrado en ella?


John Lennon nos dejó una frase lapidaria: “Algunos están dispuestos a cualquier cosa, menos a vivir aquí y ahora.”


Y tú, ¿a qué estás dispuesto?




Montse Martínez. Formadora y Máster en Psicoterapia e Inteligencia Emocional.

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