EL INCENDIO DEL ALTO JALÓN, UN DAÑO COLATERAL

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Reto Demográfico, Transición Ecológica, Desigualdad Territorial, Lucha contra la Despoblación, Agenda 2030, Sostenibilidad, Cambio Climático... todos estos son conceptos que deberían estar llenos de contenido y acciones concretas, pero que se encuentran vacíos y perdidos en declaraciones rimbombantes que carecen de medidas reales que se propongan conseguir los objetivos. Nos encontramos en una situación de emergencia climática y nuestros responsables políticos, conocedores de que este ritmo nos lleva inevitablemente a la extinción, lo único que hacen es pensar con los bolsillos, como si el dinero fuera capaz de pagarlo todo.


Creo que a estas alturas ya estaremos todos convencidos de que el planeta nos está diciendo adiós. Ya no es un aviso, es el principio del final de un camino que comenzó con la globalización, entregando a los mercados todas las riendas de nuestro destino. El incendio del Alto Jalón no es más que un "daño colateral" del mundo que hemos construído, alejándonos del camino del equilibrio, y dejando todo en manos privadas que buscan rentabilizar nuestras vidas como si fuéramos reses de una explotación ganadera de intensivo. 


¿Por qué consentimos que una camiseta que cruza dos océanos en barco quemando queroseno hasta llegar a nuestra tienda, pueda ser más barata que una hecha en nuestra tierra? ¿Por qué convivimos sin sorpresa con la circunstancia de que un tomate viaje de Marruecos hasta nuestra mesa y nos cueste menos dinero que el recolectado en nuestra huerta? ¿Por qué es más barato comprar un artículo en Amazon que nos mandan desde Taiwan, que uno fabricado más cerca de nuestro hogar? Y encima nos empeñamos en que el consumidor tiene la potestad de decidir lo que comprar, como si la economía del ciudadano de a pie le permitiese decidir optar por pagar más. Yo lo tengo claro, esto solo se soluciona con legislar.


Estamos al amparo de la Unión Europea, esa organización que maneja el continente como una gran empresa. El cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 lo impulsan las Naciones Unidas, ese organismo conformado por las grandes potencias que nos han empujado a este sistema libertino. Un sistema que se pierde en los placeres de acumular riquezas mediante el nuevo colonialismo, que no invade con guerras, sino con falsas promesas de que tú puedes ser uno de esos ricos que manejan el planeta Tierra. Un nuevo colonialismo que expolia los recursos naturales del mundo rural convirtiéndolo en minas, graneros y centrales energéticas. Mientras tanto, somos las personas quienes pagamos las consecuencias. ¿Con el inciendio que nos ha quemado nuestro destino habremos aprendido que el negocio importa más que nuestras insignificantes ilusiones de vivir a nuestra manera?


¿Por qué si hay que dejar de contaminar para que no explote el planeta, permitimos compensar no dejar de hacerlo con plantar árboles? ¿Por qué dejamos que empresas privadas se aprovechen de este negocio lucrativo en montes públicos en lugar de utilizar los recursos propios para mejorar los ecosistemas? ¿Por qué nuestros políticos no legislan antes de que los desastres sucedan? ¿Por qué las arcas públicas siempre pagan las consecuencias, mientras que los beneficios siempre quedan en manos de las empresas? ¿Quién tiene la culpa de que todo esto suceda? De momento, queridos amigos, todavía nosotros decidimos metiendo en las urnas nuestras papeletas. 


Este no es un discurso de izquierdas o derechas. Esta es una guerra entre el bienestar de las personas contra la avaricia de las grandes empresas. Es esa avaricia la que activa la despoblación para poder extraer las riquezas de cada región sin oposición. Es esa avaricia la que se está calentando el planeta en pro de una globalización que solo interesa al 1% de la población. Es esa avaricia la que ha quemado el Alto Jalón para vender reducción de huella de CO2 a multinacionales que, en lugar de dejar de contaminar, siguen forzando la máquina del calentamiento global maquillando sus conciencias. ¿Por qué nuestros políticos no legislan para protegernos de ella? Alguna razón habrá... yo, si quieres, te la digo, pero prefiero que intentes tú pensar.



Feliz semana altojaloneras y altojaloneros.

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