EL ALTO JALÓN TIENE UNA NUEVA CENTENARIA EN ÚREX DE MEDINACELI

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El Alto Jalón tiene a partir de hoy una nueva centenaria. Encarnación Barbacil Monge cumple hoy 100 años y reune a toda su familia en Úrex de Medinaceli, su localidad natal, para celebrar la efeméride. Sus hijos, Amparo y Juan José; Javier, hijo político; sus nietos David, Tatiana y Pablo; y el pequeño Alonso, su biznieto de cuatro años, felicitan a Encarnación junto a todo el pueblo y la comarca a través de El Alto Jalón, desde donde deseamos poder seguir saludándola por su cumpleaños durante muchos años más.


A Encarnación el cumpleaños de hoy le resulta casi "un día cualquiera", nos dice. Y es que "son ya tantos años que me da todo lo mismo", nos comenta entre bromas señalando que lo importante para ella es que "tengo a los hijos y a los nietos criados". Reconociendo que "la mayor sorpresa que espero hoy es poder estar todos juntos en Úrex", la nueva centanaria nos explica que "cuando veo a mi biznieto me da mucha alegría, aunque es un poco vergonzosillo", señala.


Nacida en Úrex de Medinaceli el 3 de septiembre de 1922, Encarnación vivió en el Alto Jalón siendo la mayor de diez hermanos. "Mi padre era albañil y mi madre trabajaba muchísimo en casa con tantos hijos...", nos cuenta asegurando que "en Urex he sido muy feliz". De su infancia y juventud en la vertiente soriana del Alto Jalón recuerda sobre todo "el colegio" y que "jugábamos mucho, aunque estábamos en casa más que ahora, que antes no había juergas por la noche como las de ahora", nos dice. Sin embargo sí que reconoce que "cuando llegaban las fiestas de los pueblos, los jóvenes iban a algunas de las celebraciones de Layna, Velilla o Arcos". Pero de las cosas que más recuerda de aquellos años en Úrex de Medinaceli es que "mi padre era muy trabajador e hizo muchas casas y obras en la Estación de Medinaceli, como la fábrica de los Molinero o la casa del tío José".


Con 14 años, le tocó vivir la Guerra Civil, y de entonces recuerda en Úrex de Medinaceli a "muchos militares alemanes en el pueblo". Y es que según nos relata, "aquí se instaló un batallón y tuvimos que dar cama en casa a los generales" y nos añade entre risas que "los militares dormían con los cerdos". Aquella situación duró "unos días, no sé cuantos, pero al poco de llegar se acabó la guerra". Eran unos tiempos en los que según relata Encarnación "tener no teníamos mucho", nos cuenta contenta de que "tampoco nos faltaba de nada porque teníamos animales para carne, huevos y leche".


En los años 60, ya casada, Encarnación partió, como la inmensa mayoría de sus vecinos y vecinas, a la ciudad en busca de trabajo. "Me fui a Madrid ya casada y con mi hija Amaparo, que nació en Úrex. Tenía treinta y tantos años ya. Mi marido encontró trabajo allí y ya en Madrid dí a luz a Juan José, mi segundo hijo", explica de nuevo orgullosa de que "hemos sido una familia muy trabajadora". Por su casa de Madrid, en Puente de Vallecas, pasaron después todos sus hermanos para iniciar una nueva vida en la capital en busca de oportunidades. De todos, ya solo quedan dos con vida, "Julio y Juanito, que uno vive en el Puente de Vallecas y el otro en Cuatro Vientos", nos dice apenada porque "son mayores y no pueden venir a estar hoy con nosotros".


Orgullosa de haber estado "toda la vida trabajando, atendiendo a la familia, a los hijos, a los hermanos...", Encarnación asegura que durante estos 100 años "he sido muy feliz". Mientras nos anuncia que "si no me pasa nada los 101 años los celebraré de nuevo en Úrex", nos confiesa que soplará las cien velas de la tarta de hoy pidiendo un deseo: "Que haya paz y tranquilidad, que no tengamos guerras y que no le falte a nadie por lo menos un trozo de pan para comer" y les pide a los jóvenes "que disfruten de la vida, aunque ahora duermen de día y trabajan de noche... Que sean felices como yo he sido".

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