Se acerca otro final de año y de forma casi automática miramos al futuro, deseando que se produzcan todos aquellos cambios que nos gustaría que se materializaran en nuestras vidas. Y la primera frase que se nos viene a la cabeza es “Año nuevo, vida nueva”.
Pero, ¿realmente esperamos que esos cambios se produzcan solos o tenemos previsto cómo vamos a conseguirlos?
El razonamiento tan simple de esta pregunta se complica enormemente cuando no tenemos realmente un propósito, es decir, cuando no tenemos muy claro o no hemos decidido hacia dónde queremos que avance ese cambio: cambiar si, pero ¿a qué? ¿hacia dónde? ¿cuándo? ¿cómo?, etc.
Por eso, lo más sano (psicológicamente hablando) es tomar las decisiones oportunas para plantearnos “Año nuevo, propósito nuevo”.
De no ser así, cuando aplazamos la toma de decisiones y esperamos a que, por arte de magia, las cosas cambien, lo más probable es que acabemos frustrados: ya que es posible que las cosas no cambien. Y si lo hacen, no lo hagan en la dirección que nos gustaría…
Incluso, teniendo decidido un propósito, también puede llegar la frustración si no gestionamos bien dicho propósito. Según algunos estudios, solo el 10 % de las personas mantiene sus propósitos.
¿Cómo podemos gestionar bien un propósito?
¡Anticípate y ponte a trabajar! Es el mejor momento para hacerlo:
No esperes a que otras personas o el destino, decidan por ti. Si quieres un cambio en tu vida, trabaja para conseguirlo y te sentirás “protagonista de tu vida”, no alguien que pertenece al “reparto” de la película de tu existencia.
¿Te animas? ¿Cuál es tu propósito para este año nuevo? ¡Feliz 2023!
Montse Martínez. Formadora y Máster en Psicoterapia e Inteligencia Emocional.
JALON
NOTICIAS.ES
Comentarios