ENTRE BOTAS Y TACONES. MUJERES RURALES

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Llegó el 8 M, ¡al fin, nuestro día! Mejor dicho, uno de nuestros días, porque tenemos unos cuantos. Está el día de la madre, el de la niña, el de la mujer y la niña y en la ciencia, de las viudas, de la mujer rural... ¡Coño! si tenemos hasta el día internacional del orgasmo femenino, con uno vamos que chutamos, no vaya a ser que nos guste y lo hagamos por placer en vez de por el mero hecho de ser madres, que es para lo que hemos nacido. Fíjate si tenemos dias, que tenemos uno para luchar en contra de la violencia machista. Yo no sé de qué nos quejamos de verdad... Dramatismo femenino puro y duro.


Ironías aparte, es la primera vez que hago esto y creedme que estoy nerviosa. Es de agradecer que un medio como este nos deje a las mujeres una vez al año, que no hace daño, escribir un editorial. Gracias Fran, es todo un detalle por tu parte, cariño.


Ahora ya en serio, dejando las bromitas a un lado, hay algo que hoy me ha empujado a escribir, y es que me encantaría poder saber cuál es la imagen que se os viene a la cabeza cuando escucháis las palabras 'mujer rural'. Ojalá me equivoque, pero estoy convencida de que a la gran mayoría se os viene la misma representación gráfica que al Señor Google. ¿Habéis puesto alguna vez en el buscador 'mujer rural' y le habéis dado a imágenes? ¿No? ¿En serio? Pues este es el momento. Sal del periódico y hazlo. Eso sí, luego vuelve para seguir leyendo.


Queridas amigas y amigos, esa es la imagen de la mujer rural, del mundo rural en general. Sombrero de paja y camisa de cuadros: Nada en contra de los sombreros y las camisas de cuadros - aclaración para las personas de ofensa rápida -, pero creo que ya es hora de que demos la imagen real del mundo rural y, en este caso, de la mujer rural. Y la verdad es que me siento autorizada para, al menos, dar mi humilde opinión sobre este tema y exponer mi experiencia como mujer rural que soy.


Es verdaderamente gratificante ver como cambian los tiempos. Ver que, aunque de forma lenta, la sociedad machista y patriarcal que han tenido que sufrir nuestras mujeres va evolucionando. Y estoy convencida de que algún día desaparecerá. Imagino a vuestras tataranietas - digo vuestras porque yo lo de ser madre como que no lo veo - leyendo este editorial dentro de 100 años y meándose de la risa viendo que en el 2023 existía un día internacional del orgasmo femenino, o flipando en colores al ver que era necesario reivindicar que no se nos matase por el mero hecho de ser mujeres. Es un gran avance que la mujer que decide hacer su vida en el pueblo y en el campo, pueda hacerlo trabajando sus propias tierras o ganado y no las de su padre o marido, eso no hace tantos años era impensable. ¿Una mujer propietaria de tierras? ¡Estamos locos!.


Pues ese día al fin llegó. El día en el que somos propietarias de nuestras tierras y el día en el que las mujeres decidimos cómo, dónde y con quién. Somos motor propulsor del mundo rural. Solo tenemos que mirar a nuestro alrededor para comprobarlo. El Alto Jalón está lleno de mujeres trabajadoras y emprendedoras, apostamos por nuestros negocios, los trabajamos y los peleamos como autenticas guerreras. Debe ser que El Cid dejó mucha semilla esparcida a su paso por estos lares...


No hace falta marchar a la ciudad para ser mujer, ni para ser madre. No hace falta que nos marchemos de los pueblos para poder prosperar profesionalmente y sentirnos realizadas en nuestra vida. Parece que si te quedas aquí has fracasado. ¡Pues no! De hecho, vivimos en el mundo de las oportunidades, manejamos nuevas tecnologías, tenemos transporte, sabemos conducir y, si te descuidas, ¡hasta aparcar! ¿Cómo no vamos a poder ser arquitectas, deportistas, floristas, hosteleras, fotógrafas, artistas, bomberas, maestras, doctoras, agricultoras, barrenderas...? Podemos ser, hablando mal y pronto, lo que nos salga del coño. Tanto es, que hasta cetreras y periodistas podemos ser en el mundo rural. El grueso del "activismo" y asociacionismo rural está formado por mujeres, mujeres que luchan contra la despoblación, por la gestión de nuestros montes, por el transporte, por la cultura y la dinamización... ¿Cómo no vamos a ser el motor del mundo rural? Sin nosotras esto se cae.


Otra cosita que no me quiero dejar en el tintero: Ser rural o mujer de campo no está reñido con ser y sentirse femenina. Cada cual a su gusto, me da igual que sea yendo a la última moda y todos los días a la pelu, que con botas, mallas y pelos a lo loco. Vivir en el pueblo no nos impide desarrollarnos como mujeres en ninguno de los aspectos. Al igual que en la ciudad, a la 'rural' que le gusta ir a la última y marcar tendencia, lo hace. Porque aquí en el poblado, también tenemos 'Insta', Tik Tok y conocemos a las mismas influencers que en la capi. Fíjate tú, que nos llega hasta Amazon. ¿Cómo te quedas? Que podemos comprarnos lo que nos de la gana, vaya tela...

Podría pegarme horas escribiendo sobre los estereotipos del mundo y la mujer rural, pero si quereis, lo hacemos otro día tomando una cerve que si no, no termino nunca...


Son las 9.30 h de la mañana del 8 de marzo de 2023, estoy terminando este texto y con mi té de yerba mate, limón y miel en mano, quiero brindar con todas y todos vosotros por las mujeres, por las mujeres que pelearon y ya no están, por las que seguimos, mujeres fuertes, valientes, que apuestan por sus sueños, mujeres trabajadoras, madres o no madres, mujeres que por desgracia todavía tenemos que aguantar situaciones incomodas solo por tener una raja entre las piernas. Mujeres que hemos decidido vivir, desarrollarnos profesionalmente y crear nuestro modo de vida en el mundo rural, mujeres de la gran ciudad... Pero sobre todo brindo porque llegue el momento en el que dejemos de tener días "especiales". Es un trabajo de fondo, de generación tras generación, que acabará dando sus frutos.


Llegará el día en el que volveremos con el ciegazo por la noche solas a casa y vayamos tranquilas, con el móvil en la mano solo para alumbrar y no caernos. Llegará el día en el que no tengan en cuenta el género a la hora de contratarnos. Llegará el día en el que tengas 32 - casi 33 años - y no te pregunten que "cuándo vas a ser madre que se te pasa el arroz"... Ese día llegará queridas amigas, y por supuesto, no lo veremos, por que será dentro de muchos muchos años. Pero LLEGARÁ.


¡Feliz día, feliz vida y felices orgasmos compañeras!

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