LA ADICCIÓN AL CONFLICTO

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Oscar Wilde nos dejó esta frase: “Algunas personas causan felicidad ahí donde caminan, otras la proporcionan cuando se van”.


Una frase muy apropiada para aplicarla a aquellas personas desafiantes, que parecen estar llenas de rabia, enfadadas o siempre de mal humor. Y es en las situaciones tranquilas, con armonía, donde se sienten más incómodas, como fuera de lugar. Entonces empiezan a generar tensión, a provocar enfrentamientos… y no paran hasta que todo estalla por los aires.


Seguro que tú también conoces a alguien así, que parece disfrutar con el conflicto. Y da igual que el motivo sea insignificante, pequeño o enorme, porque lo importante es montar un buen “pollo”. Son personas adictas al conflicto.


Y como cualquier adicción, les genera una dependencia del conflicto para sentirse con poder sobre los demás, como si el bienestar y la tranquilidad de las personas que les rodean estuviese en sus manos. Por eso, cuando ejercen ese poder y generan conflictos se sienten aliviados.


La mala noticia es que, como en cualquier adicción, al día siguiente esa persona necesitará otra dosis de conflicto… a tu costa.


¿Dónde está el origen de este tipo de comportamientos?

En las creencias cerradas: “Estás de mi lado o en mi contra”, “blanco o negro”, “si yo nunca haría esto así, los demás tampoco”, etc. Las creencias cerradas hacen que seamos menos flexibles, y “chocaremos” siempre cuando las opiniones y creencias de los demás sean diferentes.


Estas creencias cerradas dificultan la empatía, hacen que interpretemos las situaciones como una amenaza continua y que se active la ira.


En una mala gestión emocional consigo mismo. Suelen ser personas con muchos conflictos internos que resolver, de los que nos son conscientes. Realmente no están en paz con ellas mismas.


En una mala gestión emocional con los demás. Como todo lo interpretan como una amenaza, se activada la ira, pero les cuesta controlar sus impulsos y sus enfados. Y acaban proyectándolo hacia el exterior y pagándolo con los demás.


Si tienes que convivir con personas adictas al conflicto, no intentes cambiar sus comportamientos. Es una lucha perdida. Céntrate en lo que dependa de ti:


  • Pon tus límites.
  • Comprende que tiene un problema de adicción. ¡No es nada personal contigo!
  • No permitas que te contagie su ira.


Tal vez te sientas identificado con algunos de estos comportamientos. O tal vez, no.


Pero es importante no olvidar que todos podemos caer en este tipo de situaciones. ¿Quieres saber cómo evitarlo? La próxima semana veremos cómo prevenir la adicción al conflicto.




Montse Martínez. Formadora y Máster en Psicoterapia e Inteligencia Emocional.

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