Estamos ya llegando al final de la temporada, la semana que viene será nuestra última ruta y tengo que decir que voy a echar mucho de menos a todos nuestros rastreadores/as. Hoy además tenemos participación del CRA El Jalón al completo con Monteagudo, Arcos y Medina y también del cole de Alhama.
Los alumnos y alumnas altojaloneras como rastreadores ya expertos, una semana más han averiguado la especie que buscábamos detrás de esa piña comida que encontramos y esa cola peluda que pudimos ver entre las ramas de los pinos en nuestro paseo por la ruta de 'Los duendes tejedores' de Monterde.
Efectivamente se trataba de una ardilla, un animal muy simpático que es casi más habitual de ver en los grandes parques de las ciudades que en el campo, y que tuvimos la suerte de encontrarnos en Monterde.
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Parece que el calorcito ya ha venido para quedarse y una semana más nos iremos de ruta con el sol calentándonos y con la cantimplora en la mochila. Ya que hacía tanto calor y que la semana pasada la profe de Alhama, Ana, nos aconsejaba una ruta, le hemos hecho caso y nos hemos ido a Nuévalos a hacer una rutita muy chula a orillas del rio Piedra.
Como os digo el calor apretaba, Tina y Pipo estaban a la sombra tumbados debajo de uno de los pinos de casa y me miraban un poco de reojillo, como diciendo, hoy no nos apetece mucho ir a pasear... mientras ellos disfrutaban de la siestecita yo repasaba la mochila para no dejarme nada, los prismáticos, las guías, la regla, la cantimplora con agua fresquita y la bolsa de plástico para recoger los rastros que deja el ser humano a su paso.
Me levanté y me fui hacia el coche con la mochila. Pipo y Tina se levantaron como un cohete dejando la pereza a un lado y se pusieron a dar saltos y a ladrar de alegría.
Abrí la puerta del coche para que Pipo y Tina se fuesen poniendo cómodos. Nos abrochamos los cinturones y partimos hacia el camino del molino de Nuévalos.
Hacía mucho calor, así que este recorrido que transcurre pegadito al curso del río Piedra, afluente del río Jalón, era ideal. El río Piedra pasa por Nuévalos y desemboca en el embalse de la Tranquera que ya conocemos de otras rutas como la del mirador de la Ermita de San Daniel, o de cuando fuimos a la Gruta de las Maravillas de Ibdes...
Justo antes de llegar a Nuévalos, un caminito a la derecha nos llevó a una zona de aparcamiento con unas mesitas para merendar y una fuente de agua fresca. Aparcamos allí y les abrí la puerta a Pipo y Tina para que bajaran del coche y comenzáramos nuestra ruta.
Lo primero que hicieron al bajar como ya os podéis imaginar, fue meterse en la fuente y seguidamente en al río.
¡Venga chicos! Les llamé e iniciamos nuestro paseo a orillas del río Piedra, disfrutando de la sombra que daban los árboles de la ribera, lo que hacía el paseo muy agradable a pesar del calor. Cerca de donde dejamos la furgoneta, había un gran risco donde anidaban varias parejas de buitres leonados, cernícalos, una pareja de halcones peregrinos y varios abejarucos.
La verdad que es un sitio precioso y muy chulo para poder ver a estas rapaces que os cuento y a los abejarucos mientras te pegas una buena merendola en las mesas que hay al ladito del río.
Comenzamos a caminar mientras disfrutábamos del paisaje y de la banda sonora natural: el sonido del agua del río y el canto de un montón de pajarillos era súper relajante.
Estábamos tan a gusto paseando que no nos dimos cuenta de que se nos estaba echando la noche encima. Habíamos salido tarde y el atardecer empezaba a pintar el cielo. Los pajarillos se metían a dormir en las copas de los árboles cuando de repente... comenzó a sonar algo que hasta el momento no habíamos escuchado.
Parecía el pitido de una máquina de obras echando marcha atrás, pero se escuchaba muy cerca. Tan cerca que el animal que emitía el sonido se encontraba en la copa de un gran pino bajo el cual estábamos parados.
Abrí la mochila, saqué los prismáticos y miré hacia la copa del pino, pero no había manera de ver nada. El sonido persistía, así que empecé a buscar alrededor del pino alguna pista adicional.
Y así fue, encontré varias egagrópilas debajo del árbol. No eran muy grandes, así que las deshice para ver qué había dentro. Encontré huesos de pequeños roedores, muy pequeñitos. De pronto, vi salir un pájaro bastante pequeño del pino, pero pasó tan rápido que no pude distinguirlo. Se posó en otro árbol y, de nuevo, intenté localizarlo con los prismáticos, pero fue imposible; se debía camuflar muy bien con los troncos.
Antes de dirigirnos al coche para regresar, vamos a recapitular lo que habíamos visto para sacar conclusiones. Sabíamos que se trataba de un ave, por las egagrópilas y porque lo habíamos visto volar de un árbol a otro. Los huesos de ratoncitos muy pequeños dentro de las egagrópilas indicaban que era un ave carnívora y depredadora, es decir, una rapaz. El sonido como un pitido que es único de esta especie, comenzó a sonar al bajar el sol, así que esto nosindicaba que era probable que tuviera hábitos nocturnos, ya que durante toda la tarde no había sonado. Al verla volar, observamos que era muy pequeña, de hecho, se trata de la rapza nocturna más pequeña de España, esta es pista extra que os doy. Y aunque vi dónde se posaba, fui incapaz de localizarlo debido a su excelente camuflaje con la corteza de los árboles.
Esta semana creo que no os costará mucho saber de que animal se trata, este es el penultimo siguiendo el rastro que hacemos, así que como ya vamos a irnos de vacaciones lo ponemos facilito para terminar la temporada.
Espero vuestras respuestas, y la próxima semana lo descubrimos aquí. En Siguiendo el rastro
JALON
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