LA JUEZ RECHAZA LA PETICIÓN DE LIBERTAD PROVISIONAL PARA LOS PADRES DE LA BEBÉ AHOGADA EN ATECA

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Los padres de la pequeña de 14 meses que perdió la vida al ahogarse en una piscina hinchable el pasado 24 de julio en Ateca continuarán en la cárcel de Zuera, según ha decidido la jueza encargada del caso. La magistrada ha desestimado el recurso presentado por la defensa de los progenitores, que buscaba revocar la decisión de prisión provisional adoptada tras su declaración, basada en las pruebas recopiladas por la Guardia Civil.


José Manuel Martín Calvente, abogado defensor de los padres, argumentó en su solicitud de libertad que la muerte fue un trágico accidente sin ninguna intencionalidad. El letrado también cuestionó la proporcionalidad de la medida de prisión provisional, destacando que se trata de una familia estable, sin antecedentes penales, con otros tres hijos, y que se había trasladado a Ateca hace menos de un año tras vivir en Baleares. Llevan residiendo en nuestro país más de 20 años sin antencedentes penales. 


Pendientes todavía de recibir el informe definitivo de la autopsia, un elemento clave en la decisión de la jueza para denegar la libertad provisional es el informe preliminar, que no descarta completamente la posibilidad de que la muerte haya sido causada por un acto intencionado, lo que podría apuntar a un delito de asesinato en lugar de un homicidio imprudente. Este último delito conlleva una pena de 1 a 4 años de cárcel, mientras que el asesinato podría implicar prisión permanente revisable. Las conclusiones definitivas del informe forense serán cruciales para determinar los cargos finales y la posible prolongación de la reclusión de los padres.


En la orden de prisión provisional, la jueza subrayó que los padres mostraron un "desamparo absoluto" hacia su hija y criticó su "dejadez" en el cumplimiento de sus responsabilidades parentales. Según el informe preliminar, la muerte de la niña habría ocurrido entre las 11:00 y las 14:00 horas, pero su padre no la llevó al centro de salud de Ateca hasta las 15:35, cuando la niña ya no presentaba signos vitales. Pese a su situación actual de privación de libertad, los padres pudieron asistir al funeral de su hija, que se celebró el pasado jueves en Zaragoza, una vez concluidos los análisis necesarios para el informe final de la autopsia.


La piscina hinchable, donde ocurrió el trágico suceso, tenía una altura de 50 centímetros y contenía 16 centímetros de agua. En su interior se encontraron juguetes, como bolas y un flotador, cuyo sistema de sujeción coincide con las marcas observadas en el cuerpo de la niña. Los investigadores creen que la pequeña llevaba puesto el flotador y que su cabeza quedó sumergida al volcarse dentro de la piscina.


Los padres ofrecieron una versión similar de los hechos, considerada "inverosímil" por la jueza. Afirmaron que la niña estaba en el salón con su padre cuando, en un descuido, habría entrado en una habitación contigua donde estaba instalada la piscina, a pesar de que no podía caminar por sí sola y que la puerta de la habitación requería una fuerza y altura que la niña no tenía. Según su relato, la madre dio la alarma y el padre decidió llevar a la niña al centro de salud caminando, rechazando la ayuda de un vecino que se ofreció a trasladarlos en coche. Este testigo ha sido citado para declarar en septiembre.

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