Cabolafuente volvió a rendir homenaje a sus raíces gastronómicas con la celebración de las Jornadas de la Matanza este pasado viernes y sábado, una cita que congregó a vecinos, visitantes y, sobre todo, mucho sabor y tradición.
La fiesta arrancó el viernes por la tarde con una comida popular a base de migas, un plato que simboliza la identidad culinaria de la región. Preparadas por manos expertas de los vecinos y vecinas, las migas se sirvieron con tajadillas, uvas y huevo frito.
Tras la comida, llegó uno de los momentos más esperados: la elaboración de las tradicionales morcillas. En torno a 150 personas se dieron cita para participar en esta actividad, donde las mujeres del pueblo, fieles a las recetas heredadas de sus mayores, lideraron la preparación. Como cada año, los productos utilizados fueron adquiridos en la carnicería González Romero de Ariza, conocida por su calidad y trayectoria centenaria. Una vez listas, las morcillas se dejaron secar durante la noche para ser protagonistas del siguiente día.
El sábado, los vecinos se reunieron en torno a una gran parrillada donde las morcillas, asadas a fuego lento, deleitaron a los presentes. Como complemento, se sirvió un rancho elaborado con magra de cerdo, perfecto para combatir el frío de diciembre. La jornada transcurrió en un ambiente de camaradería, con conversaciones animadas y el sonido de risas alrededor del fuego.
Más allá de la comida, las Jornadas de la Matanza han vuelto a destacar como un punto de encuentro para la comunidad.
Con estas jornadas, Cabolafuente ha demostrado una vez más que la tradición y la unión son ingredientes esenciales para fortalecer su identidad y mantener vivas sus costumbres. Una celebración que, año tras año, sigue conquistando corazones y paladares.
JALON
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