Según la primera estimación del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la renta agraria total en términos reales (descontada la inflación) ha experimentado un crecimiento del 10,8% en 2024 respecto al año anterior. Sin embargo, este incremento no se traduce en mejoras significativas para el 93,4% de los pequeños y medianos agricultores. COAG advierte que el 6,6% de grandes empresas agrarias acaparan el 42% del valor de la producción, beneficiando más a accionistas internacionales que a las comunidades rurales.
"Uberización" del campo: un modelo en riesgo
El secretario general de COAG, Miguel Padilla, ha señalado que el campo español está experimentando una acelerada concentración empresarial impulsada por fondos de inversión especulativos. En 2024, la compraventa de fincas rústicas aumentó un 20% respecto a 2019, con más de 900 fondos de inversión controlando tierras valoradas en 100.000 millones de euros. “La agricultura tiene futuro, pero el modelo social y profesional está en peligro”, declaró Padilla, destacando las dificultades de los jóvenes agricultores para acceder a tierras y recursos.
Datos macroeconómicos versus realidad rural
Aunque los datos reflejan una reducción del 8,5% en los consumos intermedios (insumos), el encarecimiento de fertilizantes (+13,6%) y el alza acumulada de un 92% en los costes de producción durante los últimos 20 años están lastrando el poder adquisitivo de los agricultores. Al mismo tiempo, sectores como el olivar enfrentan una caída de precios que no aparece reflejada en las estimaciones oficiales.
Históricas protestas y demandas urgentes
El sector agrario se movilizó masivamente en 2024, culminando con una gran tractorada en Madrid en febrero. COAG y ASAJA reclaman medidas inmediatas como la suspensión de acuerdos comerciales perjudiciales con Mercosur y Marruecos, la recuperación de la preferencia comunitaria, planes de choque frente al encarecimiento de los insumos y ayudas directas para sectores en crisis como el cerealista.
Menos agricultores, más incertidumbre
El número de Unidades de Trabajo Agrario (UTA) continúa en descenso, con una pérdida acumulada de 209.000 en los últimos 20 años. COAG advierte que la falta de políticas efectivas amenaza no solo la viabilidad económica del sector, sino también la vida en los pueblos y la seguridad alimentaria de España.
Mientras los números macroeconómicos pintan un panorama optimista, en el campo se libra una batalla por la supervivencia de un modelo que, según los agricultores, está siendo desplazado por intereses especulativos y grandes capitales.
JALON
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