Bienvenidos y bienvenidas después de las largas vacaciones de Navidad a Siguiendo el Rastro con Espíritu Animal Rural. Nuestra última ruta antes de navidades visitamos Gallocanta y antes de despedir el 2024 escuchamos a nuestros rastreadores y rastreadoras de Arcos y Monteagudo adivinar al animal escondido que era un pequeño mochuelo.
Estas navidades me fui unos días la Puebla de Don Fadrique, en Granada. Pipo y Tina se quedaron en casa, pero me he acordado y os dejo una foto de ellos para que las rastreadoras y rastreadores nuevos los podáis conocer.
A este viaje me fui con Fran y con la pequeña Mara, que es nuestra niña. Allí estuvimos viendo a los bisabuelos y a toda la familia de Fran, que es una familia muy muy grande con muchos primos y primas.
Aunque sea Granada, no hacía nada de calor porque la Puebla se encuentra en plena sierra y hace el mismo frio que en Arcos o en Monteagudo. Nos salieron unos días de solecito muy buenos y la mañana de noche buena aprovechamos para irnos de ruta por la sierra y subir a su pico más alto que es La Sagra.
Por la mañana, después de desayunar, preparamos nuestras mochilas. Cada uno llevábamos la nuestra bien equipada, con los prismáticos, las guías, bolsas de basura para recoger la basuraleza que nos fuésemos a encontrar y por supuesto el almuerzo, porque el camino iba a ser un poco duro, ya que para llegar hasta La Sagra íbamos a tener que subir unas cuantas cuestas, pero habíamos desayunado bien para coger fuerzas.
La verdad que la fauna de allí es bastante similar a la que tenemos aquí en el Alto Jalón, aunque no igual. Aquí en el Alto Jalón tenemos muchos corzos, allí por ejemplo es más común ver grandes ciervos, de hecho en septiembre se puede ver la famosa berrea. ¿Sabéis lo que es la berrea? Os invito a que investiguéis un poco y nos lo contéis la próxima semana. Al igual que aquí, se pueden ver también grandes aves rapaces como búhos, buitres o águilas.
La flora y las vistas son bastante diferentes. En la zona de huerta por ejemplo, que aquí solo se ven grandes cultivos de cereal, allí cultivan más frutales como ciruelos o almendros. De hecho como hay muchos almendros, la mayoría de estufas de las casas, funcionan con cascaras de almendra en vez de con leña. Algo que me llamó mucho la atención. Es una forma de aprovechar lo que se tiene en cada territorio.
El monte es similar al de aquí, hay carrascales y pinares, pero los pinos por ejemplo no son los mismos que los nuestros, ya que La Sagra está mucho más alta que el Alto Jalón. Según la altitud, encontraremos una clase de pinos u otros. Os invito a investigar a que altitud esta el pico de La Sagra de la Puebla de Don Fadrique y se lo contéis a nuestros oyentes la próxima semana.
Dentro de esta vegetación encontramos también otras especies que aquí en el Alto Jalón no podemos ver de forma natural como son los arces y las secuoyas, estos son unos árboles muy curiosos y muy grandes que vienen de California. Estas secuoyas se plantaron allí hace 150 años y hay algunas que miden hasta 70 metros, son muy muy altas y da mucha impresión estar debajo de ellas, porque te hace sentir muy pequeñito.
Nos colocamos las mochilas, nos despedimos de los abuelos y nos subimos a la furgo para ir hasta el inicio del camino.
Una vez que llegamos aparcamos el coche, nos pusimos las mochilas y cogimos el camino que sube a La Sagra. Nos habían avisado de que seguro que veíamos fauna en nuestro camino, así que íbamos con los ojos bien abiertos.
Pipo y Tina no nos acompañaban en esta salida y en este caso era Mara la que iba encabezando la expedición navideña. Íbamos por el camino, pero de vez en cuando nos salíamos de él para investigar por dentro de las grandes masas de pinos.
En una de estas, Mara saltó - ssssshh.... habéis escuchado eso?.
Fran y yo nos quedamos callados y la verdad que no escuchábamos nada, de hecho, no se oían ni los pájaros cantar.
Un gran silencio había invadido el bosque y nos quedamos los tres un poco parados y casi asustados de tanto silencio,, no era normal que no se escuchase ni un pajarillo, ni las ramas con el viento...
Seguimos caminando entre los pinos y el sonido volvió al bosque, los pajarillos cantaban y se oía el crujir de las ramas. De pronto me giré porque tenía la sensación de que alguien o algo nos estaba siguiendo, pero no vi nada y continué andando.
Sssshhhh lo oís?? De nuevo Mara nos mandó callar. Yo seguía sintiendo que alguien nos estaba vigilando y no pude aguantarme más y se lo conté a Fran y MAra. Ellos me dijeron que tenían la misma sensación. La verdad que los tres nos quedamos un poco asustado. ¿Quién nos iba a estar vigilando?
De pronto un revoloteo rompió el silencio. Con el rabillo del ojo conseguí ver un pequeño pájaro que se escondía entre las altas ramas de los pinos.
-Mirad mirad!! Lo habéis visto? - Les pregunté a Fran y a Mara.
-No... no hemos visto nada
- Está en esa rama - les dije señalando
La pequeña Mara sacó sus prismáticos de la mochila y comenzó a mirar.
- Hay algo en esa rama, pero no se deja ver. Se esconde y de vez en cuando asoma un poco la cabeza - dijo Mara.
Estuvimos allí un rato a ver si conseguíamos identificarle pero no hubo manera, así que decidimos seguir con la expedición. Continuamos entre los pinos, fuera del camino porque estaba mucho más chulo y de vez en cuando nos íbamos encontrando alguna huella, que Mara identificaba con su guía. Pudimos ver rastros de jabalí y también de ciervos.
Seguimos andando y yo seguía con la impresión de que nos estaban vigilando. Sin decirles nada a Fran y a Mara, de vez en cuando iba mirando para atrás y descubrí que aquel pequeño pajarillo nos iba siguiendo durante todo el camino. Para comprobar si era simplemente casualidad o si realmente nos seguía les propuse a mis compis de aventura navideña parar a almorzar. Pensé, si nos sentamos aquí y el pajarete no sigue su vuelo, es que nos está siguiendo...
Habíamos llegado a la zona de las grandes secuoyas y nos sentamos bajo una de ellas a almorzar, nos sentíamos como auténticas hormiguitas bajo aquellos gigantescos árboles, parecía un bosque de los de los cuentos de navidad.
Estábamos sacando la comida, y de repente, volví a ver a aquel pequeñajo. Estaba completamente segura de que nos venía siguiendo desde que habíamos salido de casa. Cogí los prismáticos para intentar adivinar que especie era, y lo único que alcancé a verle era la cabecilla. Se escondía tras el tronco y de vez en cuando se asomaba para mirarnos. de lo que me di cuenta es que a quien realmente estaba vigilando era a Mara...No paraba de mirarla. Lo cierto es que era algo muy curioso.
Conseguí como os digo verle la cabecita y os dejo una foto para que podáis tener alguna pista. El pájaro para que os hagáis una idea era del tamaño de un gorrión. Además por el pico, que era igual que el de los gorriones corto y ancho, pudimos saber que era un ave granívora, es decir que come semillas principalmente. Su cabeza tenia una parte azul, lo que es desde la frente hasta la espalda, y la zona de los mofletes, para que me entendáis era de color anaranjado.
El tío estaba ahí detrás de la rama venga a mirar a Mara y ya entre risas dije en voz alta. - ¿Oye pajarito estas vigilando a Mara? y de pronto ...
Aquel pajarillo comenzó a piar como si nos estuviese contestando, nos quedamos los tres alucinados, parecía cosa de magia. De pronto alzó el vuelo y se marchó.
Lo cierto es que se trata de una especie muy muy común, que se ve mucho en los jardines y sobre todo en los parques donde suelen estar los niños y las niñas y además cuando más se dejan ver, es en estas fechas navideñas...No se si tenéis alguna idea de qué pajarito puede ser este, que además es muy muy común verlo también en nuestros pueblos del Alto Jalón.
Lo descubrimos la semana que viene aquí, en siguiendo el rastro.
JALON
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