Bienvenidos y bienvenidas una semana más a Siguiendo el Rastro con Espíritu Animal Rural y los rastreadores y rastreadoras de Monteagudo de las Vicarías y de Arcos de Jalón. Los cuales una semana más han hecho un arduo trabajo de investigación para descubrir el animal que nos acompañaba en nuestra ruta por la ribera del río Abion hasta llegar a la Fuentona de Muriel.
Efectivamente como nos señalan nuestros rastreadores y rastreadoras de Arcos y de Montegudo de las Vicarías, era una nutria, un mamífero que es bastante dificil de observar en la naturaleza y que hace de indicativo de buena salud del río. Así que su presencia, quiere decir que el río Abion está en unas excelentes condiciones. Son además unos animales bastante payasetes, porque les gusta mucho juguetear entre ellas. Os dejo una fotillo de una nutria para que la podáis ver.
Y ahora si, nos vamos a la ruta de esta semana
Estaba sentada en las escaleras de la puerta de casa jugando con Pipo y Tina, mientras veía volar a los buitres sobre nuestras cabezas y pensaba a donde nos íbamos a ir esta semana. Me quedé embobada viendo como hacían círculos sobre nosotros, y de pronto, pegué un salto y me fui corriendo por la mochila. Pipo y Tina que son unos listillos, enseguida se dieron cuenta de que nos íbamos de ruta, y como siempre se pusieron a saltar de alegría y a ladrar para celebrarlo.
Ya los tenía preparados en la puerta del maletero de la furgo esperando a para subir. Así que les abrí para que se fuesen acomodando mientras yo hacía una revisión de la mochila, para ver que lo llevaba todo. Los prismáticos, las guías, la reglita para las huellas y una bolsa por si nos encontramos con basura en nuestro camino, poder ir recogiéndola. El tiempo no acompañaba mucho, así que cogí también el chubasquero por lo que pudiese pasar.
Ya todos montados en la furgo, nos pusimos los cinturones y arrancamos hacia nuestro destino. Nos íbamos a ir a ver el castillo de Monreal de Ariza.
Una vez que llegamos al pueblo, dejamos el coche en el aparcamiento que hay en la entrada. No tardé en abrirles la puerta a Pipo y Tina para que bajasen del coche. Antes de ponernos en marcha les dí de beber un poquito de agua para que arrancasen hidratados y después de beber y de que Tina me llenase de babas, nos pusimos en marcha
Estabamos en Monreal de Ariza y nos dirigíamos hacia su gran fortaleza, ese castillo que guarda al pueblo desde las alturas. ¿Habéis estado alguna vez en él? Es una pasada, porque según te vas acercando a sus murallas, haces un viaje en el tiempo y de pronto te sientes como en la edad media. Recomendable 100% la visita, si todavía no lo conocéis.
Pipo y Tina iban delante de mi abriendo camino y comenzamos a andar por la senda que nos llevaría hasta los pies del castillo y sus murallas. Se nos había hecho un poco tarde, porque antes de ir al castillo habíamos estado dando un paseo por las calles del pueblo y también habíamos estado visitando las excavaciones de la Ciudad de Arcóbriga, una antigua ciudad celtíbera descubierta por el Marqués de Cerralbo, que si no lo conocéis os invito a que investiguéis un poquito sobre él. Además la excavación de estas ruinas la dirigió un arqueólogo que es de Monteagudo de las Vicarías, Alberto Gonzalo.
Volviendo a nuestra ruta, como os iba diciendo Pipo y Tina como de costumbre iban encabezando la expedición, yo la verdad que iba un poco despistada, fijándome en algunos almendros que había y en que las flores ya casi se les están vayendo y les quieren empezar a salir las hojas. Porqeu los almendros hacen al reves que la gran mayoría de plantas y le salen las flores antes que las hojas.
Cuando me quise dar cuenta, había perdido de vista a Pipo y a Tina. Empecé a buscarlos y a llamarlos...
¡Pipo, Tina!, ¿Donde estáis?
El sol estaba cada vez más bajo, además estaba bastante nublado y la luz cada vez era menor, pero enseguida los escuché ladrar y pude encontrarlos. Algo habían encontrado. Estaban justo debajo de la única torre que le queda en pie al castillo y Pipo que es un marranillo, algo se estaba comiendo. Me acerqué para ver que es lo que habían encontrado. ¡¡Y vaya sorpresa!!!
Nos encontramos con un montón de egagrópilas. ¿Os acordáis de lo que son? Para los que no lo sepáis os lo explico rápidamente. Las egagrópilas o también conocidas como plumadas, que es más fácil de pronunciar, son una especie de bolitas que expulsan algunas aves a través del pico. Si nunca las has visto te pueden parecer excrementos. Estas bolitas las expulsan muchas aves, normalmente las que dentro de su dieta puedan tener otros animales. Es decir que se alimenten de insectos por ejemplo, anfibios, reptiles, mamíferos... Las más conocidas, son las egagrópilas de las rapaces, que son aves 100% carnívoras, como los búhos o las águilas. Aunque como os decía antes, también lo hacen otras aves como los cuervos o las cigüeñas por ejemplo.
Dentro de estas egagrópilas o vómito de aves, vamos a encontrar todo lo que su cuerpo no puede digerir de sus presas. Os pongo un ejemplo para que me entendáis. Un búho caza una rata, y se la come entera, con huesos y pelo. Al día siguiente vomitan estas bolitas donde expulsan todo lo que no pueden digerir, en este caso todos los huesos, dientes, uñas y pelo de la rata. Además, como se las comen enteras, sin partirlas previamente, si deshacemos estas bolitas, entre el pelo que la forma encontraremos todos los huesos, incluido el cráneo de la rata completamente entero y lo podremos identificar.
Mandé a Pipo y a Tina que se fueran de la zona de las egagrópilas para poder verlas bien y deshacerlas a ver que nos encontrábamos y que pistas nos podían dar. No eran muy grandes, medían unos tres centímetros de largo mas o menos y eran de color oscuro. Si vamos a manipular heces, egagrópilas o cualquier cosa que nos encontremos por el campo es mejor que usemos unos guantecillos, por suerte siempre suelo llevar unos en la mochila, aun así luego hay que lavarse siempre muy bien las manos.
La curiosidad me podía y enseguida me puse a deshacer las egagrópilas a ver que me encontraba. Había un montón y dentro de ellas encontré varios cráneos, algunos eran de ratoncitos pequeños y también pude diferenciar de musarañas, que son un animalito un poco parecido al ratón, para que os hagáis una idea.
Por lo tanto, esto nos estaba dando muchas pistas. Sabemos que es un ave, porque son ellas las que expulsan estas egagrópilas. Lo que hemos encontrado dentro, son resto de roedores, así que sabemos que es un ave carnívora, es decir, una rapaz. Pero ahora... ¿Cual? Porque en nuestra zona tenemos muchísimas especies de rapaces...
De repente se escuchó algo que nos dejó helados a los tres. ¿¿Lo oyes??
Qué es ese sonido? parece como si hubiese alguien mandándonos callar... justo alcé la vista y vi salir volando del mismo torreón y de forma extremadamente silenciosa una silueta de color blanco. No era muy grande y enseguida la perdimos de vistas, porque ya casi no había luz....
¿Seria el fantasma del castillo? Menos mal que iba con Pipo y con Tina que me hacían sentir muy segura. Me puse a mirar el torreón desde todos los ángulos por si había algún ave más por allí, pero nada. Lo único que si pude ver era una mancha de color blanquecino en la parte mas alta del torreón, justo encima de dónde habíamos encontrado las egagrópilas. Las manchas blancas que ya las hemos visto en otras rutas, son sus excrementos. Por lo tanto estábamos justo debajo del posadero habitual o incluso del nido de aquella rapaz.
No se vosotros... pero yo ya se de quien se trata. Vamos a hacer un repaso a los rastros que hemos encontrado y os doy también alguna pista más.
Por las egagrópilas, sabemos que se trata de una rapaz. Una rapaz que se alimenta de pequeños mamíferos, sobre todo ratoncitos. Por el tamaño de estas egagrópilas y también de su envergadura que hemos podido ver cuando salía volando, sabemos que es de un tamaño mediano, incluso pequeño diría yo si lo comparamos con el tamaño de otras rapaces como son los buitres o el búho Real que veíamos semanas atrás.También sabemos que es de color blanco y que hace un sonido que podríamos decir que se parece al de una persona cuando nos manda callar. A diferencia de la mayoría de aves, que salen a volar durante el día, esta parece que prefiere la noche, porque la hemos visto salir volando ya casi sin luz. Cómo pista extra os diré que suelen anidar siempre cerca del ser humano. No usan árboles o rocas, si no que les gusta meterse en edificios o casas abandonadas. Antiguamente se las veía mucho en los campanarios de las iglesias e incluso la gente las tenía miedo por ese sonido que hacen, aunque luego cuando las ves de cerca tienen una cara muy amorosa, tanto que su cara tiene forma de corazón.
La semana que viene, lo descubrimos aquí, en siguiendo el rastro
JALON
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