La Junta de Castilla y León ha propuesto una candidatura para la Celtiberia como Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, algo que ya había intentado con Numancia pero que pretende ahora conseguir con una estrategia más global. El nuevo enfoque busca unir a las comunidades autónomas de Castilla y León, Aragón, La Rioja y Castilla-La Mancha en un proyecto conjunto que dé visibilidad internacional a un legado arqueológico, cultural e histórico compartido.
El consejero de Cultura, Gonzalo Santonja, ha encargado la coordinación de la propuesta a Carlos de la Casa, cronista oficial de Medinaceli y recientemente nombrado comisionado de Patrimonio Cultural en Soria. Su profundo conocimiento del territorio y de los mecanismos institucionales necesarios para impulsar la candidatura lo convierten en una pieza clave del proyecto.
Javier Hernández Ruiz, profesor e impulsor de la Asociación de Amigos de la Celtiberia, celebró la iniciativa en Pasajeros al Tren, de Alto Jalón Radio. “Estoy muy contento porque no es la primera vez que se pretende esto. El Gobierno de Aragón ya hacia el año 2000 intentó algo parecido, pero esta vez está mucho mejor planteado”, aseguró. Añadió que “Carlos de la Casa conoce muy bien el patrimonio y también los vericuetos laberínticos de la Unesco, así que creo que puede hacer un gran trabajo”.
Hasta ahora, la estrategia había sido centrarse exclusivamente en Numancia, un sitio de enorme valor simbólico y reconocimiento nacional, pero con escasa proyección internacional. “Numancia es célebre en España, pero fuera no es tan conocida. Tiene una dimensión universal, sin duda, pero no acababa de calar”, señaló Hernández. En su opinión, ampliar el foco a toda la Celtiberia es “mucho más certero y más interesante”.
El proyecto necesitará sumar apoyos. Son cuatro las comunidades implicadas, aunque Hernández considera que la lista debería ampliarse. “En la información que se ha publicado se hablaba de siete provincias y se han dejado Segovia, que tiene magníficos yacimientos arevacos. Y yo creo que habría que meter también a Navarra, donde incluso hay un museo celtibérico en Castejón de Ebro”, indicó.
Desde Aragón, donde ya se trabaja en la creación de una marca turística bajo el nombre de Celtiberia Turismo, también parece haber buena disposición. “Todavía no es oficial, pero estamos trabajando en la promoción de la marca. Va a empezar en Aragón porque no hemos encontrado tanto eco en el resto, pero si funciona, se sumarán todos”, adelantó Hernández.
El proyecto no se limita al reconocimiento patrimonial. Hernández defendió que la Celtiberia puede jugar un papel clave en la identidad cultural europea. “La Celtiberia nos vincula a lo que los arqueólogos han llamado la primera Europa. Fue la primera civilización que unió el centro y el oeste del continente. Deberíamos empezar a unirnos más en lo cultural que en lo militar, y esto es importante”.
También destacó la singularidad del territorio como lugar de confluencia de culturas. “No solo hay cultura céltica, también cristiana, musulmana y hebrea. Todo eso constituye un conglomerado cultural único en Europa”. Para él, esta riqueza se ha visto reforzada por una historia de libertad y estructura social igualitaria, que arrancó con los celtíberos y se mantuvo durante la Edad Media. “Aquí había una especie de islote de libertad. Con cartas pueblas, fueros y consejos. Mientras en Europa dominaba el feudalismo, aquí se generaban derechos y oportunidades”.
En tono más reflexivo, insistió en el valor del relato identitario. “A mí por eso me gusta decir que somos el país de las mujeres y de los hombres libres. Eso surgió en la antigüedad, se mantuvo en la Edad Media y espero que lo sigamos manteniendo ahora”.
Tras años de trabajo desde la Asociación de Amigos de la Celtiberia —fundada en 2001— y numerosas iniciativas desde la Red de Municipios Celtíberos, esta nueva propuesta supone un nuevo impulso. “Estamos trabajando 'erre que erre' como una gota malaya. Todo cuesta: convencer, intentarlo una y otra vez. Pero esta vez está bien encauzado”, valoró Hernández.
Aunque el camino hasta lograr la declaración será largo, la propuesta de la Junta ha generado una ola de optimismo. La implicación institucional, el respaldo de asociaciones culturales y el trabajo constante en el territorio se perfilan como los tres pilares de una candidatura que aspira a convertir a la Celtiberia en Patrimonio Mundial. Y también en una nueva oportunidad de desarrollo sostenible, cohesión territorial y visibilidad para una de las zonas más olvidadas del interior peninsular.
JALON
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