Bienvenidos y bienvenidas después d eunas largas vacaciones a Siguiendo el Rastro con Espíritu Animal Rural y los rastreadores y rastreadoras de Monteagudo de las Vicarías, de Arcos de Jalón y Alhama de Aragón. Todos ellos, una semana más, han hecho un arduo trabajo de investigación para descubrir el animal que nos acompañaba en nuestra ruta de la semana pasada por la Laguna de Judes.
Efectivamente como nos señalan nuestros rastreadores y rastreadoras, eran abejarucos. Además han investigado mucho y nos cuentan cosas muy interesantes sobre estas coloridas aves, que podéis eschuchar en el podcast. Os dejo un video y una foto, ya que el video tiene muy mala calidad. Estábamos muy lejos...
Desde Monteagudo, precisamente por el colorido de las plumas de estas aves han hecho en clase un experimento sobre el arcoiris, y no smandan una foto para los compañeros y compañeras lo puedan ver.
Y ahora si, nos vamos a la ruta de esta semana
Después de varios días de lluvia, por fin este miércoles salió el sol. Hacía muy buen tiempo, el cielo estaba despejado y brillaba con una luz alegre. Como era festivo —el Día de Aragón y también el de Castilla—, aproveché para hacer nuestra ruta semanal, que ya teníamos muchas ganas después de las vacaciones de Semana Santa.
Tina y Pipo, estaban tumbados bajo la sombra de un pino en el jardín. Me miraban con cara de sueño, como diciendo: "¿Hoy también vamos de paseo?". Mientras ellos descansaban, yo preparaba la mochila: los prismáticos, las guías, la regla, una cantimplora con agua fresquita, y una bolsa para recoger la basura que a veces la gente deja tirada sin querer.
Cuando todo estuvo listo, me levanté y fui hacia la furgo. Al verme, Tina y Pipo se emocionaron un montón. Se levantaron de un salto y empezaron a dar vueltas y a ladrar muy contentos.
Abrí la puerta del maletero, ellos se subieron y nos pusimos en marcha rumbo a Nuévalos, donde íbamos a caminar junto al río Piedra.
Como hacía calorcito, esta ruta era perfecta, porque va todo el tiempo al ladito del río, con mucha sombra. El río Piedra es un afluente del río Jalón y pasa por Nuévalos antes de llegar al embalse de la Tranquera, un sitio que ya conocemos de otras excursiones que está en la vertiente zaragozana del Alto Jalón.
Justo antes de llegar al pueblo, tomamos un camino a la derecha que nos llevó a un sitio muy bonito, con mesas para merendar y una fuente de agua fresca, la Fuente de los 5 Caños.
Aparcamos allí y, como os podéis imaginar, lo primero que hicieron Tina y Pipo fue meterse en la fuente… ¡y luego al río!
"¡Vamos chicos!", les llamé, y empezamos nuestro paseo. Caminamos por un sendero junto al agua, rodeados de árboles altos que nos daban sombra, puesto que con la primavera ya han comenzado a sacar sus hojas. Se estaba genial. A parte de ir al ladito del río, también íbamos bajo un gran risco donde vivían varios buitres leonados, cernícalos, halcones peregrinos… ¡y abejarucos! Aves que ya conocemos de otras rutas, además las pudimos ver con facilidad. Es un lugar genial para observar aves mientras meriendas.
Seguimos caminando, disfrutando del paisaje, del sonido del río y del canto de muchos pajaritos. Estábamos tan a gusto que no nos dimos cuenta de que el sol ya empezaba a esconderse.
Cuando el cielo se pintaba de naranja y los pajaritos se preparaban para dormir, escuchamos un sonido muy raro.
Era como un "¡bip, bip!" parecido al de una máquina cuando da marcha atrás. Pero no era una máquina. Sonaba muy cerca, justo encima de nosotros, en un gran pino. Es un sonido muy característico y que seguro habéis escuchado más de una vez en vuestros pueblos. De hecho en el taller que hicimos el martes en Arcos lo estuvimos trabajando.
Saqué los prismáticos de la mochila y miré hacia arriba, pero no conseguía ver nada. El sonido seguía. Entonces miré al suelo, alrededor del árbol, a ver si veía algún rastro más, y lo que encontré fueron unas bolitas grises. Eran egagrópilas, restos que dejan algunas aves y que ya todos conocemos. Como hago siempre, las abrí con cuidado y dentro había huesecitos muy pequeños, como de ratones diminutos.
De repente, un ave salió volando del pino. Era muy rápido y muy muy pequeño. Se posó en otro árbol, pero no pude verlo bien porque se camuflaba estupendamente con la corteza. Os dejo fotos para que lo podáis ver.
Antes de volver al coche, pensamos un poco: sabíamos que era un ave porque la vimos volar y porque encontramos sus egagrópilas. Comía ratoncitos, así que era una ave cazadora, una rapaz. Como hizo su sonido cuando se hacía de noche, seguramente era nocturna. Y como era tan chiquitita… ¡podía ser la rapaz nocturna más pequeña de España! Aunque supimos dónde se escondía, no pudimos volver a verla por lo bien que se camuflaba.
Y así, terminamos nuestra aventura junto al río Piedra, con un misterio volador para resolver esta semana.
Así que ya sabéis. Manos a la obra y la semana que viene, lo desvelamos aquí, en Siguiendo el Rastro.
JALON
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