Ibdes volvió a rendirse este sábado 3 de mayo a una de sus celebraciones más queridas y emblemáticas: la Pingada del Mayo. Y lo hizo con una afluencia multitudinaria que llenó la plaza y las calles del municipio zaragozano del Alto Jalón, donde vecinos y visitantes acompañaron a la Quinta del 2007 en una jornada repleta de emoción, esfuerzo colectivo y orgullo por la tradición.
Desde primera hora de la mañana, los quintos —nacidos en 2007—, junto a familiares, amigos y vecinos, partieron desde la Puerta de la Aldea para cortar el chopo destinado a convertirse en el símbolo del mes de mayo. El traslado del árbol hasta la plaza, entre risas, almuerzos improvisados y cánticos, marcó el inicio de una jornada que no solo celebraba la primavera, sino también el relevo generacional y el espíritu comunitario del pueblo.
El momento culminante llegó por la tarde, a las 19:30 horas, cuando los mozos y mozas de la quinta protagonizaron una pingada impecable: lograron levantar el robusto chopo a la primera, entre los aplausos y vítores del público que abarrotaba la plaza. Ayudados por veteranos, padres y vecinos, los jóvenes demostraron que la tradición sigue viva y que la fuerza del pueblo se transmite de generación en generación.
Con el mayo ya en pie, coronado con ramas y banderas, Ibdes celebró como manda la costumbre: con una merienda popular de chorizo y longaniza a la brasa, rodeada de música, reencuentros y ese ambiente de hermandad que convierte la pingada en mucho más que un acto simbólico.
La Pingada del Mayo en Ibdes, con raíces ancestrales que enlazan los antiguos ritos paganos con el calendario agrícola y la convivencia vecinal, volvió a mostrar que la tradición no solo se conserva, sino que se vive intensamente.
JALON
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