Michel Arenas ha puesto punto final a sus ocho años como presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Calatayud, una etapa marcada por la profesionalización del sector, una apuesta firme por la promoción y el enoturismo, y una capacidad de adaptación ejemplar frente a crisis sucesivas como la pandemia, los aranceles internacionales o la guerra de Ucrania.
En una entrevista en el programa Buenos Días Alto Jalón, Arenas ha repasado su trayectoria al frente del organismo y ha explicado los motivos de su despedida: “Yo siempre he pensado que un cargo electo no debería estar más de dos legislaturas, y creo que he dado todo lo que podía dar”.
Aunque deja la presidencia, seguirá vinculado al mundo del vino como responsable de enoturismo en la zona, desde donde seguirá promoviendo actividades y experiencias vinculadas al territorio. “Vamos a seguir en contacto seguro”, ha asegurado.
Arenas ha insistido en que su decisión no responde a ninguna crisis interna ni a problemas en la DO: “Todo va bien, pero creo que hay que ser coherente. He trabajado muchísimo, muchos kilómetros, reuniones, horas de pensar cómo ayudar al sector, y ahora toca dar paso a nuevas inercias y nuevas visiones”. Reconoce que dejar el cargo le ha provocado una sensación “agridulce”, pero considera que los relevos son necesarios: “Me voy con la sensación de haber trabajado muy bien con un equipo tremendo, con un sector que me acogió desde el primer momento”.
La DO Calatayud ha vivido en los últimos años un impulso notable, tanto en visibilidad como en reputación. “Nuestros vinos están en más de 40 países y queremos seguir creciendo también en el mercado nacional”, ha afirmado. Aunque le hubiera gustado que el reparto entre exportación y consumo nacional fuera más equilibrado, la realidad, dice, es que “el 85 % de la producción se exporta”.
Michel Arenas ha puesto en valor el giro en la estrategia comunicativa de la DO durante su presidencia, un cambio que ha atribuido en parte a su perfil profesional: “Vengo del mundo del marketing y creo que los primeros años hicimos un gran esfuerzo por posicionar la marca Calatayud”. Campañas como “Vino del Extremo” o “Vinos de Altura” fueron, según ha explicado, parte de esa nueva línea. “Las redes sociales, la imagen gráfica, las cuñas en radio… todo eso ayudó muchísimo”.
Pero también ha subrayado el trabajo colectivo: “Nada de eso habría sido posible sin un equipo competente, sin productores y bodegas que invierten en calidad, y sin distribuidores que apuestan por este vino”.
Durante la entrevista, Arenas ha recordado los años más difíciles de su mandato, especialmente el inicio de la pandemia: “Fue uno de los momentos más duros. La exportación se paralizó, la hostelería cerró y la incertidumbre era total”. Ha explicado cómo un contenedor de vino se quedó parado en China durante días y cómo eso ilustraba la magnitud del problema. “Se vendió mucho vino en supermercados y online, pero no era suficiente para compensar las pérdidas del canal horeca”.
También ha mencionado las dificultades provocadas por los aranceles estadounidenses y la guerra en Europa: “Teníamos previstas acciones en Rusia o Ucrania que ya no se pudieron hacer, pero buscamos alternativas en países como República Checa o Países Bajos”.
Uno de los grandes logros de esta etapa ha sido el impulso del enoturismo, convertido en motor económico y herramienta contra la despoblación. Arenas ha explicado cómo las bodegas se han abierto a visitas, catas y rutas organizadas: “El enoturismo llegó para quedarse y ha generado una economía indirecta muy importante”. Ha citado el ejemplo de la bodega Esteban Castejón y ha recordado que la Ruta del Vino Calatayud, de la que forma parte la comarca, ha sabido “maridar patrimonio, paisaje y vino”.
El reciente respaldo del Congreso a una proposición no de ley defendida por el diputado bilbilitano Víctor Ruiz de Diego para impulsar estas rutas supone, en palabras del propio Arenas, “un nuevo empujón a una forma de turismo que ayuda a fijar población y a poner en valor todo lo bueno que tenemos”.
Preguntado por el momento más difícil, Arenas lo tiene claro: “El cierre por la pandemia, sin duda”. Y sobre lo que se lleva tras ocho años, no duda: “Me voy muy orgulloso de haber presidido esta DO, de haber defendido mi tierra, y sobre todo del reconocimiento que estos días me ha llegado de la gente. Eso no se olvida”.
Aunque deja el cargo, seguirá vinculado a la ruta del vino, y deja la puerta abierta a seguir colaborando con el sector: “Sigo aquí para lo que haga falta”. Escucha aquí la entrevista completa.
JALON
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