El V Festival de Música Antigua de Medinaceli arrancó este viernes con un silencio estremecedor. En la primera jornada, las notas de una lira de 17 cuerdas se deslizaron entre los mosaicos romanos de la villa para invocar un eco milenario que conmovió al público hasta dejarlo, literalmente, sin aliento. Luis Paniagua, hermano del director del festival, ofreció el recital Nuevas músicas ancestrales, en un acto de comunión sonora donde la técnica se hizo invisible y la emoción ocupó el centro de la escena.
Más que un concierto, fue una experiencia íntima. El público —unas 40 personas— apenas se movía, como hipnotizado por el susurro de las cuerdas, que llegaban a rozar lo espiritual. Miquel Tugores, presidente de la Fundación DEARTE, organizadora del festival, resumía así el efecto de la velada: “Increíble. El público ni respiraba. Al terminar, nadie se movió. Hubo un buen coloquio sobre música, técnica general y sobre la esencia del ser humano como ser espiritual”.
Luis Paniagua no interpretó melodías históricas, sino composiciones recientes creadas por él mismo, envueltas en palabras ininteligibles, sin significado lingüístico, pero con una carga expresiva capaz de atravesar cualquier barrera idiomática. En su lira, vibraban siglos de historia condensados en un sonido que apelaba a la raíz más profunda del ser.
Hoy sábado, la música continúa en el Palacio Ducal. A las 22:00 horas el festival se retomará con uno de los conciertos más simbólicos del ciclo : De los códices medievales al Cancionero de Medinaceli, interpretado por el ensemble de Eduardo Paniagua, director del festival y figura clave en la recuperación de la música histórica en España.
El programa recorrerá piezas del repertorio medieval y renacentista español, con un especial énfasis en el Cancionero de Medinaceli, compilado en los siglos XV y XVI por los propios Duques de la villa. Se escucharán instrumentos como la zanfona, el organetto o la viola de brazo, interpretados por un cuarteto vocal-instrumental que transportará a los asistentes al corazón sonoro de una corte castellana del Renacimiento.
La clausura del festival, mañana domingo a las 12:00 horas, traerá un broche de oro: el concierto El Cid en Medina del Cielo, homenaje musical al legendario caballero Rodrigo Díaz de Vivar, cuya figura atraviesa la historia y la leyenda, y cuya presencia, según las crónicas, también dejó huella en la villa medinense durante su destierro.
El recital evocará no solo los hechos heroicos del Campeador, sino también la complejidad de su tiempo: una España fronteriza donde cristianos y musulmanes convivían en tensión y admiración mutua. Valores como la lealtad, la generosidad, la estrategia y la cortesía militar estarán presentes en las melodías caballerescas que resonarán, una vez más, bajo el cielo de Medinaceli.
Con esta edición, el Festival de Música Antigua reafirma su esencia: no solo un evento musical, sino un acto de evocación, memoria y belleza en un enclave patrimonial privilegiado. Entre liras, zanfonas y códices, Medinaceli se convierte, por unos días, en ese lugar suspendido en el tiempo donde lo ancestral no es pasado, sino un presente profundo.
JALON
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