"NO PASABA POR MI CABEZA SER ENFERMERO RURAL Y AHORA NO ME PLANTEO IRME"

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Antonio De Pablo es enfermera en el Centro de Salud de Arcos de Jalón. Como él dice "somos enfermeras, no pasa nada, como hay más chicas está en femenino, de modo que así nos quedamos". Celebramos con él el Día Internacional de la Enfermera, profesión que para él es "un trabajo muy bonito" y en la que "trabajamos cada vez más chicos y no nos sentimos discriminados en ningún momento".

El papel del profesional de la enfermería rural tiene, según Antonio, "muchas ventajas". La mayor de ellas es "el conocimiento de los pacientes. Al no tener un número masivo, el control y el seguimiento es más sencillo y más cercano", afirma De Pablo, que lleva trabajando en Arcos de Jalón desde el mes de mayo, en pleno confinamiento domiciliario. "Cuando llegué en mayo había mucho desconocimiento. No había posibilidad de hacer pruebas y no se diagnosticaba, había muchas dudas al principio de la pandemia. Igual hubo gente que pasó la enfermedad y no pudo hacerse un diagnóstico", nos cuenta Antonio recordando sus primeros días en un Centro de Salud Rural y teniendo que gestionar las dificultades de la pandemia. 

La personalización del trato con el paciente ha sufrido un retroceso a causa del coronavirus. La imposición de la consulta telefónica en detrimento de la presencialidad "ha cambiado mucho todo", explica Antonio, que confiesa que "ahora estamos deseando que acabe la pandemi. Por suerte ya estamos volviendo a la atención presencial". Precisamente este aspecto es el que más gusta al enfermero, natural de Morón de Almazán y formado en Zaragoza. De Pablo disfruta "viendo a gente de todo tipo y trabajando desde pediatría hasta atención geriátrica".

Antonio, que nos cuenta que "no pasaba por mi cabeza ser enfermero rural cuando estudié la carrera", ahora no se plantea otro destino. Para él, el acceso al sanitario es mucho más sencillo en el ámbito rural y destaca que  "las listas de espera para atención primaria aquí son menos". Incluso se muestra encantado con el hecho de que "ves a tu enfermera si sales a tomar un café y esa cercanía y posibilidad de tener esa conexión con el sanitario es algo que no pasa en todos los sitios" y confiesa que "en el pueblo me paran por la calle para preguntarme cosas y el whatsapp echa humo". Sin embargo, también es conocedor de las limitaciones del mundo rural y el acceso a la sanidad. "En Arcos de Jalón estamos a 100 kilómetros de nuestro hospital de referencia en Soria y a más de 50 kilómetros del más cercano en Calatayud. La distancia es muy grande y a eso hay que sumar que en ocasiones hay que atender una emergencia en un pueblo a 30 kilómetros de Arcos…", señala Antonio como uno de los principales inconvenientes que sufren los pacientes de su Centro de Salud. Para el correcto desempeño de su trabajo, De Pablo ve como urgente "una buena conexión a Internet en todos los pueblos" y nos explica que "no podemos ir a pueblos a pasar consulta y que no funcione el registro informático para el historial del paciente".

En el Día Internacional de la Enfermera, Antonio De Pablo nos cuenta que "nuestra labor está muy valorada a todos los niveles" y analiza el comportamiento de la gente de la zona durante la pandemia como "educado y responsable", aunque expresa su preocupación ante las celebraciones por la finalización del Estado de Alarma. El enfermero se lamenta de que "nos toca pedir otra vez responsabilidad y que la gente sea consciente de que la pandemia no se ha acabado" y avisa que "la gente que se contagie, luego no podrá vacunarse. Estamos muy cansados, pero el final está cerca y hay que aguantar un poco más".

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