Juliana Cacho falleció este domingo y hoy Ariza le da su último adiós a la habitante más longeva del municipio. A sus 103 años era también la que más años llevaba viviendo en "su casa", como ella llamaba a la Residencia de la Fundación Ariza. Institucionalizada desde septiembre de 2006, en el centro "todavía no nos creemos que se haya ido. Nos hemos quedado sordas, cundía mucho", señala su directora, Ana Rodríguez
"Hace 10 años, cuando empecé a trabajar, no era usuaria de silla de ruedas y me estaba esperando todos los días a las 9 de la mañana para echarme la bronca, porque le parecía muy tarde que la que manda viniese a esas horas", nos cuenta una emocionada Rodríguez que está convencida de que "desde donde esté, sigue protestando si algo le parece que hacemos mal y nos cuidará seguro".
Mujer moderna para su tiempo, siempre quería ser la primera para todo, así que cuando llegó la vacuna de la Covid, ella fue la primera inoculada. Con 102 años en aquel momento, fue uno de los días más felices de su vida y repetía que " el coronavirus no va a poder con la Juliana", aunque las mascarillas no eran santo de su devoción tal y como nos cuenta la directora: "Ella nos decía que esa moda que nos habíamos inventado no le gustaba nada".
Juliana será recordada en la Residencia de Mayores como una mujer muy jovial y habladora que "no dejó de hablar y comió sola hasta el último día", como nos cuenta Rodríguez, y a la que "le encantaban sus fiestas de cumpleaños, que se celebraban desde sus 100 años", relata la directora señalando con una sonrisa que "eso sí, ella de invitar nada, que no quería gastar dinero".
Muy presumida, incluso a sus 103 años de edad, cumplidos en mayo, "repetía mil veces que era la más guapa de la residencia, tocándose su cara y añadiendo que todo era sin cremas". A pesar de ello, nunca se casó, aunque según cuenta la directora de la Fundación Ariza, "nos contaba que, en su juventud había tenido novio, pero que no se llegó a casar porque su madre necesitaba ayuda en casa y no quería dejarla sola". Pero Juliana nunca perdió su vena "ligona" y "cuando venían proveedores o comerciales jovencitos, claro, preguntándoles si tenían novia les decía que ella era soltera y con perras", nos cuenta Rodríguez
El pasado viernes, "nos daba las gracias a todas por lo bien cuidada que había estado, parece que sabía que había llegado a su final y su corazón estaba cansado de seguir viviendo", nos cuenta Rodríguez despidiéndose de "mi subdirectora", la persona más longeva de Ariza, de la que hoy se despide también todo un pueblo.
JALON
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