UNA ENDIABLADA MALETA - ARCOS 1608

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Seguramente los funcionarios de la aduana de Arcos, de haber existido Internet, hubieran reconocido de inmediato al harapiento personaje que, de camino al Moncayo, llevaba la idea de construir una ermita. Siendo crío le dijo a su madre que quería ir a la guerra con el Cardenal, y la madre según cuenta le dijo: ¡Rapaz que no has salido del cascarón y ya quieres ir a la guerra! Y vaya si fue, el Capitán Alonso de Contreras fue militar, corsario y escritor. Formó parte de los Tercios de Flandes, nombrado Caballero de la Orden de Malta luchó contra los turcos en el Mediterráneo y un largo etc.


Llegado de vuelta a España, sorprende a su mejor amigo y su mujer en el lecho conyugal y les da muerte a los dos…en sus memorias comenta: “Téngalos Dios en el cielo si en aquel trance se arrepintieron…Las circunstancias son muchas y esto lo escribo de mala gana". Tanta guerra y tanta sangre lo hace cambiar de vida, y al entrar en su posada en Madrid, decide irse al Moncayo y construir una ermita, llevando una vida de ermitaño. Pensando que así hace penitencia de tanto pecado.


Volvamos de nuevo a la aduana de Arcos, pues es aquí donde entra en escena “la endiablada maleta”. Alonso describe así la escena: “Llegué al puerto (aduana) de Arcos, donde se registra queriendo que abriese la maleta, como la vieron tan grande, dije: ¿qué quieren que lleve un soldado que viene de la Corte?”.

Contreras iba con dos mulas y un mozo. Al abrir la maleta, los aduaneros casi se caen del susto. ¿Adónde va usted con esto?, inquieren los funcionarios a lo que Alonso responde: “A servir a otro Rey, que estoy cansado”. El mozo se pone a llorar, posiblemente desmarcándose del Capitán al estilo yo a este señor no lo conozco, que me lo he encontrado por el camino. Los aduaneros confundidos los dejan ir, entre perplejos y alucinados.

Pero qué demonios llevaba el Capitán Alonso de Contreras, en aquella maleta? Paso a describir los instrumentos: “Cilicio y disciplinas y sayal que hacen un saco, un reloj de sol, muchos libros de penitencia, una calavera, simientes y un azadón”. Vamos lo habitual en una escapada de fin de semana.


Poco le duró su retiro en el Moncayo, solo un año después, fue sacado de allí en 1609, acusándole las gentes del lugar de ser el cabecilla de una rebelión morisca. Seguro que la calavera y el azadón levantaron sospechas. Harto de su corta vida espiritual, vuelve a los Tercios en Flandes. En marzo de 1623, participa en un combate naval, en Gibraltar, contra 83 navíos holandeses, siendo su galeón uno de los destacados. Ejerció de Corsario en aguas del Caribe. Salvó un convento de monjas de la erupción del Vesubio en 1631.


Lope de Vega, amigo de nuestro Capitán Alonso de Contreras, parece ser que fue el que le ánimo a escribir su biografía, a través de la cual conocemos estos pasajes. Siglos más tarde Arturo Pérez Reverte, hablando de nuestro personaje de hoy dijo: “Uno de mis héroes más conspicuos desde que me asomé por primera vez a su fascinante, aventurera y espadachinesca biografía …. (Y a él) debe en parte la vida mi viejo amigo Diego Alatriste".


Así fue como una endiablada maleta, de un personaje de leyenda, pasó a la historia en la aduana de Arcos, en el año 1608.

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