PAVEL Y VIRA: UNA NUEVA VIDA EN CONTAMINA CINCO MESES DESPUÉS DE SALIR DE UCRANIA

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Pavel y Vira viven en Contamina desde hace cinco meses. Refugiados de guerra, llegados directamente desde la frontera de Ucrania con Polonia en la expedición Espíritu Alto Jalón por Ucrania, este matrimonio que pasa la sesentena se ha adaptado a la perfección a su vida en nuestra comarca, y ya piensa en pasar la última etapa de sus vidas entre nosotros. "Aquí tenemos a nuestros ángeles que nos han dado la oportunidad de tener una nueva vida", nos cuenta Pavel desde su casa de Contamina, cedida por el Ayuntamiento de la localidad.


Desde su llegada, Pavel y Vira lo han tenido algo más fácil que el resto de los ucranianos llegados a nuestra comarca para adaptarse a la vida en la vertiente zaragozana del Alto Jalón. Gracias a haber vivido hasta 2018 en Barcelona durante 15 años, Pavel, cuya madre además es Española, cuenta con una pequeña pensión de jubilación por sus años cotizados en la Ciudad Condal. "Mi madre fue una niña de Rusia y además aprendí mucho español en nuestra etapa en Barcelona", nos cuenta Pavel, un ex empleado de la construcción que, con la llegada de la crisis de la segunda década de los 2000, decidió volver a su país natal. "Allí, con la pequeña jubilación española y la de Ucrania, habríamos vivido tranquilos el resto de nuestros días", comenta apenado tras haberlo perdido todo a causa de la guerra.


En Izium, una ciudad situada en el río Donets perteneciente al óblast de Járkov, al este de Ucrania, Pavel y Vira tenían su casa y su vida planificada. A escasos 200 kilómetros de Rusia y limitando con Dombas y Donetsk, dos de los objetivos principales de las tropas, su ciudad fue de las primeras en caer en manos de la invasión de las filas de Putin. "Mi ciudad está completamente arrasada, no queda nada", nos cuenta un visiblemente emocional Pavel al recordar los primeros días de la invasión. "Estuvimos unos días en casa, pero rápidamente nos marchamos porque no paraban de caer bombas por todas partes", relata.


Así, llegaron a Petrovskoe, una pequeña aldea cercana a su ciudad en la que les esperaba un familiar. "Pensamos que al ser un sitio muy pequeño, no llegarían las tropas", señala. Sin embargo, el ejército ruso eligió esta aldea como uno de los puntos desde los que bombardear las ciudades próximas de Ucrania. "Situaban sus carros de combate entre las casas para que Ucrania no los pudiera bombardear", cuenta Pavel recordando que "estuvimos tres semanas metidos en un sótano". Temperaturas bajo cero, sin apenas agua corriente ni electricidad, hacinados en un húmedo sótano bajo las tropas rusas... la situación no era muy sostenible para este matrimonio que salió con lo puesto de su casa, portando tan solo a su precioso gato.


El viaje de Pavel y Vira hasta el Alto Jalón comenzó entonces, tras las tres semanas de confinamiento en el sótano de Petrovskoe. "Recibimos la noticia de que partía un tren hacia la frontera de Polonia y decidimos salir pensando en intentar llegar hasta Barcelona, donde todavía tenemos algunos amigos", nos cuenta Pavel, que todavía tuvo que vivir 27 horas en un tren repleto de refugiados en el que cruzaron Ucrania de Este a Oeste. "Viajamos primero hasta Kiev, para después llegar hasta Medyka, en la frontera con Polonia", nos cuenta en su relato del horror pasado hasta llegar, después de más de 1.500 kilómetros, al centro de refugiados polaco donde conocieron a María Reinoso y Fran Álvarez, "nuestros ángeles", como les define Pavel.


"Cuando llegamos a nuestra nueva casa nos dio una gran alegría", relata Pavel echando la vista atrás a hace exactamente cinco meses, cuando llegaron al Alto Jalón tras recorrer otros 3.000 kilómetros en la furgoneta de la Residencia Peña Rubia de Arcos de Jalón. "Estaba todo preparado en la vivienda que nos tenían asignada y es una casa nueva y estupenda", dice Vira con su español bastante más entrenado que cuando llegó. "Esperábamos algo peor, pero ha sido todo estupendo", dice Pavel. De hecho, Vira ha encontrado trabajo en Termas Pallarés y su integración es cada vez mayor en nuestra comunidad. "Mis compañeras me ayudan mucho", señala contenta de poder estar rehaciendo su vida tras salir del horror de la guerra. "Todo el mundo se ha portado muy bien", añade Pavel reafirmando las declaraciones de su mujer.


Desde Contamina, donde ambos dicen sentirse "muy felices y muy integrados con la gente, tanto de aquí, como de Alhama de Aragón", analizan la situación actual de la guerra. "Es muy injusto todo lo que está sucediendo en nuestro país, y todo porque Putin no respeta nuestra independencia", explica Pavel señalando que "en Ucrania nadie ha prohibido hablar ruso, pero el presidente ruso se escuda en eso para quedarse con una parte de nuestro país". Ahora esperan que "nuestras tropas vayan ganando terreno poco a poco" pero avisan de que "necesitamos que Europa nos siga mandando ayuda para que esto termine cuanto antes".


Sea como fuere, y con familia todavía en el país, Pavel y Vira sufren desde Contamina con la situación que se está viviendo y desean que la guerra acabe pronto para que en Ucrania puedan volver a reconstruir la destrucción que ha provocado la invasión rusa. "Está todo arrasado y nosotros no vamos a poder volver porque lo hemos perdido todo", nos cuentan apenados aunque se alegran de "poder hacer una vida aquí y terminar nuestras vidas en España".


Tras cinco meses, Vira se afana en su trabajo en Termas Pallarés y espera poder seguir trabajando los próximos años hasta llegar a su edad de jubilación. Pavel, ya jubilado, echa una mano cuando se le llama para realizar pequeños trabajos de pintura y albañilería, y se empeña en recuperar una vieja afición, tocar el piano, con la que desea pronto poder ofrecer algún recital en la zona. "Todavía tengo que ensayar, pero estaré pronto preparado para dar algún concierto", nos comenta ante nuestro interés de preparar próximamente un recital. 


Ya adaptados y con la situación bastante reconducida, llega el momento de comenzar a vivir como el resto de vecinos. "Ya empezamos a poder pagar las facturas y en breve también vamos a empezar a pagar el alquiler de la casa", nos dicen contentos de poder valerse por sí mismos y señalando sentirse "felices de vivir aquí, una zona donde ojalá podamos seguir estando muchos años". Por todo se sienten "muy agradecidos al Ayuntamiento de Contamina, al Ayuntamiento de Alhama, y a todos los vecinos y vecinas que nos ayudan mucho y nos han acogido muy bien", recalcan antes de despedirnos desde la puerta de su nuevo hogar.

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