Tengo un gran amigo que dice cuando viene a cuento: “Yo siempre digo la verdad”….Mi compañera de esta vida apostilla en cuanto tiene ocasión: “Si hay algo que no soporto es la mentira”…..Yo, no acabo de creérmelos.
Desde niño, ¿cuantas veces te repiten? di siempre la verdad, sin embargo, te enseñan a callar, a no decir frases hirientes, a medir las palabras. Es el arte de la mentira amable. Aunque te regalen algo que te decepcione, debes agradecerlo. Hay que elogiar la comida que te invitan, incluso si sabe a rayos. Prohibido decirle a la gente que es pesada o aburrida y, no sirve la excusa de que es cierto. La vida social seria imposible sin delicadeza, y eso implica algunas, muchas veces fingir, que es una manera cobarde de mentir.
La espontaneidad puede resultar ofensiva, mientras que convivir exige dotes para la simulación. No quiero mencionar a las mentiras piadosas, pero si incidir en lo cruel que se puede ser en nombre de la sinceridad. Si alguien te dice: “ Voy a hablarte con franqueza”, échate a temblar y prepárate a sufrir.
Tal vez deberíamos asumir con la madurez, que los que nos rodean no necesitan conocer y escuchar nuestras opiniones más crudas ni nuestros exabruptos en bruto.
La vida esta tejida entre errores y desaciertos, por eso conviene cierto desenfado, la indulgencia y el buen humor construyen la relativa concordia que nos permite vivir juntos.
Si en algo deberíamos ser sinceros es en reconocer que todos fingimos. Quien no interpreta un papel en mayor o menor medida, aunque solo sea para intentar parecerse a quien desearíamos ser. Nuestra personalidad tiene algo de teatro y la amabilidad en muchos casos es una forma de hipocresía.
Dentro de la familia y en el amor muchas veces nos tragamos las palabras para salvaguardar lazos y afectos. Los hijos exigen un gran despliegue de actuación, has de olvidar preocupaciones propias y agotamiento en pos de la felicidad infantil. Cuidar una amistad supone no manifestar nunca nuestra fría opinión. En la vida publica colaborar implica transigir. Fingir y pasar cosas por alto, nos hace la vida más fácil.
Me inspiran pavor esos políticos que se bañan a diario en una insobornable sinceridad con el único propósito de herir e insultar a su adversario. En tiempos en que las verdades se usan como puñales, lo apropiado seria saber escudarnos tras la galante hipocresía.
La sutileza, saber disfrazarse con elegancia, el amable y ensayado gesto deberían anteponerse a la inmaculada verdad, pues quizá, esta autenticidad no sea más que una pose de nuestra idealizada personalidad.
La torre tiene unas 3.000 piezas. Puede que algo menos, pero ha sido muy laboriosa de construir. El juego original, Exin Castillos, no está pensado en absoluto para las complicaciones decorativas del mudéjar... (leer más)
JALON
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