LAS REGLAS DEL JUEGO

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Desde pequeños aprendemos a descubrir el mundo a través del juego. Ya que, de una forma natural, supone aceptar las reglas de dicho juego, con el compromiso de cumplirlas y si alguien se las salta, le llamamos tramposo. Algo que todos entendemos y que nos parece “normal”.


De esta forma estamos entrenando para la vida, para cuando seamos adultos y las relaciones dejen de ser un juego y pasen a ser una realidad, no hagamos “trampas”.


Pero, ¿qué ocurre cuando una persona no ha entendido este mensaje en su infancia? Entonces, sigue comportándonos de esta forma en el ámbito del juego, pero cuando lo tiene que aplicar a las relaciones con los demás, le cuesta entender que también se deben establecer unas normas, de forma consciente, según los valores y principios.


Estas normas o reglas son muy importantes en cualquier tipo de relación: de pareja, familia, amistad, laboral, etc. Y lo importante es construir juntos esas reglas de juego, ya que cada relación puede ser un tipo de “juego” diferente.


Por ejemplo, en una relación de pareja podemos pensar que, si para nosotros la fidelidad es una “regla del juego”, también debe de serlo para la pareja. Algo que si no queda claro puede traernos muchos problemas. Incluso aún dejando esta norma clara para ambas partes, puede ocurrir que tengamos al lado alguien que no aprendió el verdadero significado del juego en su infancia y que haga “trampas” …


Otro ejemplo donde lo podemos aplicar es a una relación de amistad. Se crean unas bases de reciprocidad, “unas reglas de juego” que es necesario cumplir y respetar. Cuando esto no ocurre, estamos traicionando la confianza de ese amigo y lo más probable es que al final terminemos muy solitos.


Estas normas o “reglas de juego” también incluyen saber poner límites. Esto significa dejar claras las fronteras en las relaciones, expresar a lo que estamos dispuestos y a lo que no, etc.

Aunque, como somos seres cambiantes que vamos evolucionando, incluso las circunstancias de la vida también cambian, es importante entender que es posible que sea necesario revisar en algunas ocasiones las normas establecidas.


Determinar unas reglas de juego y unos límites es algo fundamental para conseguir una relación saludable. Es una muestra de respeto a los demás y a las relaciones que mantenemos.


Aunque en ocasiones, y según con qué personas, establecer estas fronteras no resulta ser una tarea sencilla. ¿Cómo hacerlo? De esto nos ocuparemos en el artículo de la próxima semana.

Piensa a qué “juego quieres jugar” en esta vida, establece las reglas de juego y ¡disfruta de relaciones saludables!


Quizás aquí podemos aplicar la frase “O jugamos al mismo juego o rompemos la baraja”…



Montse Martínez. Formadora y Máster en Psicoterapia e Inteligencia Emocional.

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