RECETAS DE OTROS TIEMPOS

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Para muchos hoy en día, la descortesía y las malas formas conforman su tarjeta de presentación, tanto en las redes como en sus relaciones personales, dicen, no tener tiempo para perder el tiempo, con esa actitud presumen , dándose el mayor autobombo posible, de ser: “ de verdad”……”mas auténticos”.



El hombre que sabe llenar de verdad el tiempo, nunca lo hace con minutos. Completa sus rincones con el mismo cuidado que un meticuloso almacenero su reducido y solicitado espacio.


No permite que haya un hueco sin un posible pretendiente y, por pequeño que sea ese instante, por insignificante que sea el lugar en el estante, da un sentido a todos y cada uno de esos agujeros.


Para taponarlos suele usar una argamasa suave y casi incolora, de poco cuerpo, que algunos han dado en bautizar irrespetuosamente como “pérdidas de tiempo”. Su composición: “Entrañable afecto, solicita atención, contagiosa simpatía y correcta educación”. Se mezcla todo sin tener en cuenta el orden, ni la cantidad de cada uno de ellos. No es necesario ni agitarlos ni macerarlos, incluso faltando alguno de los ingredientes, la receta funciona, sin variar apenas sus efectos.


En tiempos pasados, el resultado se conocía como buenas formas o modales. Antes por si solos eran capaces de adornar y ocupar parte del tiempo de nuestra vida. Ahora, el cóctel está en desuso y sus componentes suelen ser molestos bagajes que apenas se atreven a transportar algunos reverentes ancianos que están a punto de cubrir todos sus huecos y algún encadenador de momentos, que se siente feliz teniendo siempre lleno su tiempo.

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