IDIOTAS

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La desaparición del pensamiento no es como un corte de luz. Se produce de una forma escalonada, poco a poco, para evitarnos sustos innecesarios. Hoy se ausentan las matemáticas, mañana la filosofía, pasado mañana la literatura….. El caso es que un día por lo que sea, tienes necesidad de usarlo y no lo encuentras, no aparece. Haces memoria para recordar la última vez que pensaste, como cuando extravías las llaves y no eres capaz de recordar dónde, tienen que estar en alguna parte, te dices, y vas de un lado a otro de la casa. Lo mismo pasa con el conocimiento buscando al pensamiento.


Como has dejado la tele encendida para que te haga compañía, escuchas a lo lejos las andanadas emocionales que llueven sobre los que asisten a los mítines políticos. Necesitas el pensamiento para defenderte de esas soflamas partidistas, pero no lo encuentras, al final rendido, te dejas caer en el sofá y escuchas lo que dicen con el gesto de aquel que, tiempo atrás, oía un discurso racional.


Al principio, la ausencia del pensamiento se percibe como una amputación. De hecho, hay quienes lo sustituyen con un pensamiento fantasma, como al que le cortan una pierna. Eso dura lo que dura porque el pensamiento fantasma duele tanto como el real, pero no soluciona nada. Tarde o temprano, se acaba prescindiendo también de él, y un día, sin saber cómo ni por qué, te encuentras poniendo el canal del cotilleo o abriendo el periódico por la sección de deportes y, allí te engolfas con las disputas conyugales de los pretendientes a famosos o con la nómina de los máximos goleadores.


Lo que te ocurre a ti, le ocurre al mundo en general , por lo que no debes sentirte un bicho raro. Si consiguen que nos instalemos todos en la ceguera mental, estamos listos para firmar donde sea menester, oír sin escuchar, leer sin entender y votar al más idiota.

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